martes, 14 de mayo de 2013

Ahora leyendo en poesía: "País que fue será", de Juan Gelman

  Lo llevaba percibiendo desde hace años, pero se hace más evidente con la edad: siento necesidad de leer simultáneamente narrativa y poesía. Necesito una lectura que me sumerja, que me aísle de este miserable mundo que habitamos, con sus crisis, sus corrupciones, sus violencias, sus mediocridades... para eso es perfecta la narrativa: una buena novela con un hilo argumental potente que me arrastre, me anule y me lleve a donde sus páginas quieran. Pero también necesito leer algo que me emocione, que reactive mi pulso, que excite mi ya de por sí hiper-excitada sensibilidad... para eso nada mejor que la poesía.
   Por supuesto no se trata de poesía de corte clasicista, aquélla para declamar en lujosos salones oficiales... no, necesito poesía intimista, poesía que busque la belleza, la esencia de aquello que permite latir a mi maltratado corazón. Un buen ejemplo es Juan Gelman.
   Ciertamente maltratado debe estar el corazón de este pobre hombre, después de haber sufrido la brutalidad humana en la "carne de su carne". Es sabido: los hijos de Juan Gelman fueron "desaparecidos", torturados y asesinados por la salvaje dictadura militar que asoló Argentina en los años 70; afortunadamente pudo recuperar a su nieta, que había sido secuestrada igualmente... Debe tener, por tanto Juan Gelman, un corazón sensible pero fuerte, capaz de luchar hasta la extenuación por recuperar la memoria de sus hijos.

Ahora leyendo en narrativa: "Heliconia, verano", de Brian Aldiss

  Inicio la segunda parte de esta trilogía. La primera, Heliconia, primavera, era un verdadero prodigio de imaginación compensado con rigor científico.
   El planeta sigue girando en su órbita a Batalix, pero además acercándose cada vez más a Freyr, lo que provoca cambios climáticos extremos; llevando una tierra helada a convertirse en una zona verde, fértil; pero también provoca cambios bruscos en las poblaciones humanas e inhumanas, que han de adaptarse como pueden a dichas alteraciones.
   Es una pena que este gran autor británico haya pasado sin pena ni gloria por nuestro país, que sin embargo sí conoce, merecidamente, por supuesto, a Asimov. En el caso de la trilogía "heliconiana" no se trata de futurismo espacial, sino astronómico, con un argumento localizado en un sistema solar binario que provoca evoluciones verdaderamente interesantes. Aldiss consigue dar verosimilitud a esa situación astronómica, a la vez que nos introduce en la realidad palpitante de los habitantes de Heliconia.

lunes, 13 de mayo de 2013

Stéphane Mallarmé

  Me sorprendo a mí mismo de no haber leído a Mallarmé hasta ahora. Leyendo y releyendo con frecuencia a los simbolistas franceses, Baudelaire, Verlaine, Rimbaud; teniendo como poema sinfónico favorito el Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy... No tengo perdón, sencillamente...
   Sigo prefiriendo a Baudelaire, pero es necesario reconocer a Mallarmé como su mayor influencia -aunque el discípulo, en mi opinión, superara al maestro-; además, la búsqueda de la belleza sin concesiones, su ruptura con la moral y costumbres burguesas, la hiperexcitación de la sensibilidad... hacen que le tiemble a uno el pequeño libro de Alianza Editorial en las manos.

"El arte de volar", de Antonio Altarriba

  Otra novela gráfica, premiada en 2010, que indaga en las grandezas/miserias de la vida. Para ser justo es necesario, como el prólogo de la obra lo recuerda, valorar a sus dos autores: el escritor, Antonio Altarriba, y el ilustrador, Kim.
 Digo que este cómic es grande como la vida, pues narra la vida del padre del autor, sus luchas, sus desilusiones, sus éxitos, sus fracasos... Para todos aquellos prejuiciosos que relegan la novela gráfica a "asuntos juveniles" o de poca importancia, se sorprenderán con la honda humanidad de El arte de volar. Un gran cómic.

jueves, 9 de mayo de 2013

Fragmento del tercer capítulo de mi novela: "Dulce et decorum est pro patria mori"

 
III CHARLES CHOLMONDELEY


Como todos los días desde que fue movilizado, Charles Cholmondeley hizo la litera de su catre en la sede del MI6 en Hanslope Park, dio un beso a la foto de su mujer, Emma, y sus hijos Alastair, Julian y Emma; sabía que estaban mejor en Essex que en Londres, allí eran menos probables los bombardeos que asolaban la capital noche tras noche; aún así, no podía evitar la añoranza de su vida anterior, con ellos, en aquella agencia de seguros, que, si no era el trabajo de sus sueños, al menos les daba para ir tirando. La guerra había acabado con todo: él movilizado por la RAF, había sido destinado a Buckinghamshire, nada más y nada menos que al MI6, ¿qué sabía un vendedor de seguros de inteligencia y espionaje? Supo que algún familiar había hablado en su favor para que no fuera al frente, tendría más probabilidad de sobrevivir aquí. La vida no era complicada en Hanslope Park, le habían nombrado alférez gracias a sus estudios y tenía cometidos más rutinarios que otra cosa, se trataba de ir dejando pasar los días... sin embargo no dejaba de pensar en Emma y los chicos; a la pequeña Emma la había dejado con tan solo un mes de vida, ¿qué había sido de ellos? Los chicos, Alastair y Julian ya estaban hechos unos mozos, pero necesitarían a su padre cerca aunque fuera como un vago modelo... y qué decir de su Emma, además de su mujer, fue siempre su confidente, su consejera en los malos momentos, ahora que más la necesitaba no la tenía... Al menos estaban con sus padres en aquella granja de Essex... no era un mal lugar para aislarse del mundo y olvidar esa maldita guerra... ¡Maldita guerra! Cada vez que oía las sirenas de alarma o escuchaba en la BBC los destrozos nocturnos que jornada tras jornada asolaban Londres, se le hacía un nudo en el estómago.
Charles Cholmondeley era un hombre pacífico, sin grandes expectativas, solo quería criar a sus hijos en Londres, ese mismo Londres que estaba siendo martirizado en aquel tiempo; su devoción, además de su familia, era su pequeño jardín que cuidaba con esmero todos los domingos, los viejos amigos del cercano pub, un buen libro -especialmente de Chesterton-... en definitiva, una vida tranquila, sin problemas, en la que el lento fluir de los días permitiera ver crecer a sus hijos a la vez que a sus tulipanes...
Pero llegó la guerra que todo lo destruye, destruye las vidas de millones de chicos jóvenes; destruye familias, las mella, las separa; destruye ciudades, acabando con edificios y monumentos que fueron la obra de miles de hombres; destruye las sociedades y países, los humillan, los sumen en la desesperación y el resentimiento, asegurando así la existencia de guerras futuras. La guerra, la más primitiva, la más animalesca de las actividades humanas hacía que los estamentos más brutales e irreflexivos de la sociedad, los militares y los grandes empresarios que se lucraban con ella, se hicieran con el control de los países, relegando a los pacíficos ciudadanos a un papel pasivo, de mera carne de cañón. La guerra explotaba un instinto presente ya en el hombre de las cavernas: el nacionalismo, esa identidad colectiva que diferencia entre el “nosotros y ellos”, haciendo innecesaria cualquier explicación para acabar con el otro, por el mero hecho de ser diferente.
Charles Cholmondeley y su familia también fueron barridos por la guerra, separados, maltratados... él lo entendía, al fin y al cabo era un adulto, pero temía por el efecto en sus hijos, especialmente en los chicos, que ya tenían edad para darse cuenta del horror que se plasmaba en sus caras, algo que no comprendían, necesitaban que sus padres les protegieran, que les dieran seguridad ante las zozobras que supone el despertar a la vida, pero cómo iba a ser así, si ellos mismos estaban aterrados...

martes, 7 de mayo de 2013

Inciso cinematográfico: "My joy" de Sergei Loznitsa

  Hace unas semanas visioné En la niebla, del mismo director; me gustó mucho, me recordó, como ya dije, las películas de Tarkovski, con sus guiones largos, sin apenas acción; largas escenas rodadas en medios naturales; mucha steady-cam... Ahora acabo de ver My joy.
   Me ha gustado menos, la verdad. Supongo que, siendo positivos, indica que el director va mejorando sus películas. La visioné en versión original, ruso, subtitulada en inglés -si no no hubiera entendido ni media-. La cinta dura más de dos horas, y se hace ciertamente dura; las características apreciables en En la niebla se dan también aquí, pero todo es más difuso, menos claro. Al igual que en la otra obra de Loznitsa, los personajes se entregan a vivir con un punto de ensimismamiento y resignación que a un ignorante como yo le parece muy ruso; como en la otra película, todo acaba crudamente y de forma violenta.
  En fin, una película muy interesante para los cinéfilos que creen que en la vida más allá de Hollywood y el "American Way of Life". Por cierto, supongo que esta película no sería muy bien acogida por las autoridades locales, pues denuncia un grado de corrupción y brutalidad policial verdaderamente apabullante.

domingo, 5 de mayo de 2013

Ahroa leyendo también: "Ego & Hubris", de Harvey Pekar

  He leído, todo en e-book, lo más celebrado de Pekar: American Splendor, ahora leo Ego & Hubris, obra menor, pero en el mismo estilo costumbrista y descorazonador.
  Ya hablé de esa artificial clasificación de la novela gráfica en autores europeos y americanos. En esa clasificación no caben autores británicos de la factoría Marvel, como Alan Moore; creadores como Art Spiegelman que siendo americano, aunque circunstancialmente nacido en Suecia, reviven el terrible pasado del Holocausto; o escritores que no crean superhéroes sino vidas normales -mediocres incluso- como el americano Pekar. Pero en fin, siempre habrá escritores fracasados, léase críticos, que tienen que dar su versión de la realidad literaria y elevarla a la categoría de dogma.
  Leer a Harvey Pekar es un ejercicio de cotidianeidad. Los personajes son como él mismo: tipos vulgares hasta la náusea que arrastran sus corrientes vidas por una ciudad tan poco atractiva como Cleveland -tan diferente de la cosmopolita Nueva York de los cómics de Marvel-. Al menos así era en American Splendor, en Ego y arrogancia -su título en castellano- el protagonista vive en Brooklyn... ahí acaba toda diferencia, por lo demás, el personaje es un álter ego de Pekar, con sus inseguridades, sus fracasos sociales, su inadaptación...
 

sábado, 4 de mayo de 2013

De nuevo Grant Snider

  Otra vez Grant Snider. Quien no trata de buscarse la vida en el arduo mundo de la creación literaria no sabe cuán brillantemente dolorosas son sus viñetas. 

  El enlace está en el propio blog, pero por si no se encuentra:
 http://www.incidentalcomics.com/

miércoles, 1 de mayo de 2013

Inciso cinematográfico: "Arrugas", de Paco Roca

  Paradigma del interesantísimo futuro que tiene la llamada novela gráfica o cómic. Esta vez no he leído el cómic, he visto la adaptación cinematográfica hecha en 2011. 
   Obviamente, la novela gráfica se podrá clasificar, (espero que en un futuro, cuando se superen los prejuicios que se tienen contra los cómics se haga) como cualquier otro subgénero narrativo: realista, naturalista, ciencia ficción... en el caso de Arrugas, se debate entre costumbrista y realista.
  Arrugas es una verdadera obra maestra, un finísimo retrato de nuestra sociedad, del envejecimiento irremediable, de la futilidad de nuestras vidas... Tan extraordinariamente verosimil es que, con un poco de sensibilidad, claro, se hace difícil de ver, toca nuestras abotargadas conciencias con una crudeza brutal. El mejor film de animación que he visto en muchos años. 

martes, 30 de abril de 2013

Amália Rodrigues

  Letras que emocionan, una voz bella como pocas... esencia de vivir...
Não é desgraça ser pobre,
não é desgraça ser louca:
desgraça é trazer o fado
no coração e na boca.

Nesta vida desvairada,
ser feliz é coisa pouca.
Se as loucas não sentem nada,
não é desgraça ser louca.

Ao nascer trouxe uma estrela;
nela o destino traçado.
Não foi desgraça trazé-la:
desgraça é trazer o fado.

Desgraça é andar a gente
de tanto cantar, já rouca,
e o fado, teimosamente,
no coração e na boca.