Me sorprendo a mí mismo de no haber leído a Mallarmé hasta ahora. Leyendo y releyendo con frecuencia a los simbolistas franceses, Baudelaire, Verlaine, Rimbaud; teniendo como poema sinfónico favorito el Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy... No tengo perdón, sencillamente...
Sigo prefiriendo a Baudelaire, pero es necesario reconocer a Mallarmé como su mayor influencia -aunque el discípulo, en mi opinión, superara al maestro-; además, la búsqueda de la belleza sin concesiones, su ruptura con la moral y costumbres burguesas, la hiperexcitación de la sensibilidad... hacen que le tiemble a uno el pequeño libro de Alianza Editorial en las manos.
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