jueves, 17 de agosto de 2023

"Los ilusos", de Rafael Azcona.

  Novelita insustancial de uno de los mejores guionistas que ha tenido el cine español de todos los tiempos. Rafael Azcona como novelista y Luis García Berlanga como director firmaron películas inolvidables como Plácido, El verdugo La escopeta nacional; con otros directores Azcona fue guionista de El pisito, Belle epoque o La niña de tus ojos. En fin, lo mejor en comedias. Eso sí, son comedias con un tinte un tanto negro, sarcásticas y no carentes de una crítica social evidente. De todas las películas anteriores mi favorita es Plácido, una afilada crítica de la hipocresía de nuestra egregia sociedad: en una pequeña capital de provincias se organiza para Nochebuena un sorteo. Dicho sorteo no es de suntuosas viandas, sino de pobres; sí, de pobres. Los burgueses de la ciudad compran participaciones con fines benéficos y se llevan dos "premios" posibles: un pobre de solemnidad o una "vedette" que invitarán a la cena de Nochebuena. Así, las situaciones cómicas y disparatadas están aseguradas. Esas situaciones interpretadas por la "crème de la crème" de los actores españoles de la época (Cassen, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre, Elvira Quintillá, Julia Caba Alba o Agustín González entre otros) resultan en una de las mejores comedias españolas de todo los tiempos.
 Bueno, pues del mismo escritor es esta novela. Sin embargo, la calidad, desde luego, no es la misma: Los ilusos tiene ese mismo humor sarcástico, un tanto negro, pero carece de la brillantez y rotundidad de Plácido.
 El argumento de Los ilusos tiene un cariz claramente autobiográfico, toda vez que narra las tremendas dificultades de un joven, Paco, que deja su Logroño natal para buscarse la vida como poeta y escritor en el Madrid de los años cincuenta, algo que hizo el propio Azcona, cámbiese Logroño por Pamplona y lo demás es casi igual. El tal Paco, claro no encuentra oportunidad alguna, se junta con otros jóvenes en su misma situación, todo para malvivir de pensión en pensión, dando sablazos para poder comer un bocata de calamares de cuando en cuando. La crítica evidente a la sociedad está cuando pergeña personajes falsos a más no poder: hombres que son todo dignidad y honor hasta que pueden dar un sablazo a alguien o chupar del bote de algún familiar; mujeres que son todo virtud y honestidad hasta que les prometen dinero, momento en que se bajan las bragas hasta los tobillos... En fin, una sociedad muy española, de gente muy seria y honrada que, en realidad, son pícaros descarados que afectan esa integridad.
 Pero, como digo, la novela es muy inferior a esos guiones cinematográficos. O quizá es que Azcona era más guionista que novelista y necesitaba un director que diera imágenes a sus palabras para que éstas cobraran verdadero sentido. En todo caso, a pesar de la liviandad del texto, está bien escrito, con aceptable calidad prosística. Lo que más frío me ha dejado es la falta de un final que remate la novela, queda casi inconclusa al no haber una situación que finiquite la narración.
 Por cierto, esta edición de Ediciones del Viento está ilustrada con dibujos de Antonio Mingote, que fue amigo personal de Azcona y que encarna de forma magistral las peripecias de los protagonistas. Es, sin duda, una de las mejores bazas de la presente edición.

martes, 15 de agosto de 2023

"Los niños del Brasil", de Ira Levin.

  Según se puede constatar en este blog, visioné la visión cinematográfica de "The Boys from Brazil", dirigida en 1978 por Franklin J. Schaffner hace casi diez años. Hoy rescato del depósito de la biblioteca pública la novela de Ira Levin que dio lugar a aquella película protagonizada por Gregory Peck, Laurence Olivier y James Mason. 
 Ira Levin fue un exitoso escritor de novelas que luego fueron pasadas al celuloide; no es de extrañar, ya que crea imágenes muy visibles que son fácilmente traducibles a la interpretación y toca temas que estaban en plena ebullición social. Alguna película, como La semilla del diablo, está entre las mejores del cine de terror. Así pues, estamos ante un "hacedor de best-sellers", con todo lo bueno y malo que esto tiene. Esto, pienso yo, hay que tenerlo en cuenta a la hora de escoger una novela, para no quejarse luego de si la prosa no está muy cuidada o el argumento es previsible. Teniendo esto presente no me ha defraudado en absoluto Los niños del Brasil, al contrario, la calidad narrativa es francamente aceptable, muy por encima del estándar que se traga la gente hoy con los autores de éxito; el argumento no es muy previsible, aunque he de reconocer que el final es un tanto disparatado.
 El argumento se nutre de hechos ciertos y constatados, así como de rumores frecuentes durante la Guerra Fría. Los hechos ciertos y constatados es que muchos dirigentes nazis consiguieron huir de Europa tras la caída de Berlín en 1945 y fueron protegidos por gobiernos afines como España (donde se refugiaron tipos como Skorzeny o Bremer) o Argentina (lugar de residencia durante decenios de Mengele o Eichmann); los rumores (totalmente infundados) son los que hacían referencia a la supervivencia del propio Hitler y su plácida vejez en alguno de esos países. Bien, pues Los niños del Brasil tiene a Josef Mengele (el "Ángel de la muerte" del campo de exterminio de Auschwitz) y a Hitler en versión clon como principales protagonistas.
 El argumento es el siguiente: Yakov Liebermann (evidente álter ego del "cazanazis" Simon Wiesenthal) recibe en su residencia en Viena una información según la cual el sanguinario doctor Mengele vive en Paraguay organizando algo importante, ayudado por una pléyade de militares nazis que ejecutan sus incomprensibles órdenes. Entre estas órdenes está la ejecución de noventa y cuatro hombres de entre sesenta y dos y sesenta y cinco años de edad en diversos países europeos y norteamericanos. Las pesquisas de Liebermann le llevan a descubrir (con esto destripo la novela) que, en vida de Hitler, Mengele obtuvo tejidos del jerarca nazi y que, treinta años después, ha conseguido clonarlo y reproducirlo de forma satisfactoria hasta crear a esos noventa y cuatro chicos que en la narración tienen unos trece o catorce años y que son clones de Adolf Hitler. Lo de matar a sus padres adoptivos es para recrear la existencia de Hitler, quien fue hijo de un funcionario de aduanas (por eso los objetivos a eliminar son funcionarios y tipos con puestos medios) a la edad de cincuenta y dos años, perdiendo a su padre cuando éste tenía sesenta y cuatro. Bien, se puede ver que el argumento es muy fantasioso, pero está suficientemente bien narrado y argumentado como para hacerlo razonablemente verosímil (siempre dentro de la ficción, claro).
Ira Levin en 1967. Imagen tomada de Wikimedia Commons
 Bueno, finalmente Liebermann acabará por enfrentarse personalmente a Mengele, en unos capítulos que son los más disparatados de la novela, en la que unos perros dóberman actúan de ejecutores del nazi.
 Con todo, como antes decía, la novela no está mal pergeñada. Está bien conseguida la intriga (que yo he roto en esta entrada) a cuenta de qué diablos está planeando Mengele. Sí, el desenlace es un poco alocado y desatinado, pero remata por completo la novela. Es un bestseller mundial de los setenta, con todo lo bueno y lo malo que esto significa. No deja de ser, en todo caso, una lectura amena y sorprendente.

jueves, 10 de agosto de 2023

"El Atlético Invisible. Una novela del Mundodisco", de Terry Pratchett.

  Trigésimo séptima novela del Mundodisco. Esta vez corresponde el llamado "arco argumental" de los magos, pues son los componentes de la Universidad Invisible los que se ven impelidos a crear un equipo de fútbol para solventar una antigua cláusula sobre un legado que da pingües beneficios a la Universidad, pero que exige la celebración de un partido de cuando en cuando. Claro, los magos, expertos en el arte del dolce far niente pero aparentando que se hace algo importantísimo, no tienen ni idea de que es eso del fútbol. En tal tesitura, el patricio de la ciudad, Havelock Vetinari, con su agudeza habitual, es consciente de las enormes posibilidades que tiene la consolidación de una competición deportiva que mantenga a las masas entretenidas a la vez que alejadas de la toma de decisiones importantes, vamos, lo que viene siendo el antiguo panem et circenses.
 Además de los magos y de Vetinari, otros personajes principales de la novela son Trev Probable, jugador de fútbol que habrá de consolidarse como gran estrella; Huebo, un trasgo que, en realidad, acaba siendo un orco con actitud de erudición; Glenda, una cocinera con una visión social que no desmerece la del patricio; y Juliet, la chica despampanante que atraerá a Probable al partido.
 Teniendo en cuenta que es una novela de Terry Pratchett, lo aparente es lo secundario y lo que se lee entre líneas, lo principal. Es decir, el fútbol en sí no es realmente importante aquí, sino los tejemanejes que el poder ejerce sobre las masas (que son siempre más fáciles de manejar que los individuos aislados) gracias a una afición natural de los grupos sociales a formar subgrupos y enfrentarse entre sí. Vamos, que si se aprovecha la animadversión natural que surge entre, pongamos, los de esta región contra los de aquella otra, o los ricos contra pobres, o los jóvenes contra los viejos, o los hombres contra las mujeres... esas masas perderán todo interés por la forma de gobernar de los poderosos, que tendrán libre el camino para actuar a sus anchas. Simple, triste tal vez, pero eficaz. Y esto funciona desde los tiempos de las cavernas.
 Pero, claro, muchos creen que el bueno de Terry Pratchett escribía novelitas de fantasía para niños o adolescentes... ¡Qué equivocados están! Así hacen con ellos lo que hacen...
 Como curiosidad un tanto triste, el tiempo que pasó entre la publicación de esta novela y la anterior, Dinero a mansalva, fue de dos años, tiempo récord para un autor que convertía en oro todo lo que escribía y que había convertido ya en adictos a miles de lectores con su saga del Mundodisco. La razón para esto fue que al autor inglés le habían diagnosticado Alzheimer, enfermedad que acabó con su vida a la temprana edad de sesenta y siete años.

miércoles, 26 de julio de 2023

"La encargada de vestuario", de Patrick McGrath.

  Tercera novela que leo de este autor británico que tiene, al parecer, un gran éxito de público y crítica en el ámbito anglosajón. Las otras dos novelas tenían que ver con la enfermedad mental. El tal McGrath fue, según su biografía, hijo de un director de centro psiquiátrico cuando, allá por los años cincuenta, las familias de los trabajadores habitaban viviendas dentro del recinto del sanatorio; así, el niño Patrick convivió con esos internos, quedando fascinado por su comportamiento. Como consecuencia, el adulto McGrath se "especializó" en novelas cuyos protagonistas eran enfermos mentales que interpretaban la realidad con una deformación evidente; lo bueno de este autor es que el lector no se daba cuenta de esa deformación hasta el final, mantenía una intriga notable ocultándolo todo bajo ese manto psicopatológico. El resultado era muy atractivo, original, novedoso; conseguía enganchar hasta el giro final que lo aclaraba todo. Bien, temo que esta novela, La encargada de vestuario, mucho más reciente, no tiene ese componente propio, lo cual la convierte en algo más vulgar.
 Esta novela, en cambio, está ambientada en el mundo del teatro (del cual el autor también es deudor, en este caso por vía conyugal, según admite en los agradecimientos), ya que los protagonistas son actores o trabajadores del teatro en el West End londinense. Todo gira en torno a la representación de Noche de Reyes de Shakespeare en una época turbulenta para toda Europa: la posguerra, tiempos complicados incluso para los países que ganaron la contienda. En la Europa continental el nacionalsocialismo y, parcialmente, el fascismo han sido derrotados, pero no en Reino Unido, donde los acólitos de Oswald Mosley y su Unión de Fascistas Británicos siguen acogotando a las amplias minorías (valga el oxímoron) de judíos centroeuropeos refugiados en Londres. Entre esos refugiados judíos están los personajes principales de la novela, los cuales se infiltran en el partido fascista para poder boicotearlo; de por medio también hay tórridos romances entre actores de medio pelo y la encargada de vestuario.
 Es, como dice la contraportada, un "thriller", pero lo de "psicológico con tintes góticos" no lo he encontrado por ningún lado; de hecho precisamente es más plana y previsible que las otras de este autor. En fin, la novela  no está mal, pero, como antes decía, pierde esa originalidad de las otras novelas de McGrath. Tiene una prosa rápida pero suficientemente cuidada, eso sí, que se agradece en estos tiempos de escritores advenedizos.

domingo, 23 de julio de 2023

Inciso cinematográfico: "Kongen av Bastoy", dirigida en 2010 por Marius Holst.

  Extraordinaria película dura sobre un reformatorio noruego situado en una pequeña isla llamada "del Diablo". En español fue traducida como La isla de los olvidados, que quizá sea más clarificador que el original. Es, se puede suponer, la terrible vida de un grupo de chicos sometidos a todo tipo de abusos (físicos, sexuales...) a tempranísimas edades, todo por haber tenido mala suerte o haber tomado malas decisiones en el inicio de sus cortas vidas. Será tal vez el estereotipo noruego, pero la película se narra con frialdad, sin acaloramiento alguno, lo que abunda en la sensación de abandono y maltrato que sufren los chicos. Lo más terrible es que la película está basada en hechos reales, que alguna de esas pequeñas islas a pocas millas náuticas de la costa albergaron ese tipo de instituciones hasta los años cincuenta del pasado siglo, y que las condiciones de vida de los chicos eran tan insoportables que en algunas se produjeron motines que fueron reprimidos por el ejército.
Imagen tomada del sitio www.filmaffinity.com
 La fotografía y ambientación de la película es extraordinaria, no podía ser de otro modo. Los hermosos y desolados paisajes noruegos dan esa verosimilitud de indiferencia ante el sufrimiento de los jóvenes, que, como decía antes, ya están sentenciados socialmente antes de llegar a ese infierno.
 El elenco actoral está encabezado por Stellan Skarsgard como director del centro penitenciario, que permite el abuso físico y sexual de los carceleros aunque sea por indiferencia; otro reconocible es el actor noruego Kristoffer Joner, el gran canalla que abusa sexualmente de los chicos más débiles. El resto son jóvenes actores noruegos que cumplen a la perfección con sus requerimientos.
 La inhumana opresión acaba con un motín, más por desesperación que por búsqueda de libertad. La insurrección será sofocada a sangre y fuego, dejando claro que las vidas de esos chicos no son motivo de preocupación para la burguesa sociedad que los aleja en una isla remota.
Imagen tomada del sitio www.moviemeter.com
 Una gran película, en suma, una de esas que nos recuerda que el hombre siempre será un lobo para el hombre, en Noruega o en Kazajistán, que en cuanto un ser humano tiene poder se corrompe y lo aprovecha para aplastar a su otrora igual.

viernes, 21 de julio de 2023

"Two Types of Stories", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com)

Image taken from the website www.incidentalcomics.com

"El anillo del rey Salomón", de Konrad Lorenz.

  Con la canícula apretando a fondo, uno tiene ganas de leer cuestiones más ligeras y triviales. Quizá sea un tanto injusto calificar así este pequeño ensayo de divulgación de uno de los padres de la etología animal, el austriaco Konrad Lorenz quien, por cierto, recibió el Premio Nobel de medicina en 1973, pero al menos no es narrativa, y ha de reconocerse que tiene un enfoque más liviano, menos grave que lo que un servidor acostumbra a leer. Por otro lado, claro está, es condición sine qua non para que guste este autor ser un enamorado de los animales, disfrutar de su compañía e interesarse por el más mínimo cambio en su comportamiento. Esto forma parte de mi carácter desde que tengo uso de razón y supongo que me acompañará mientras aliente.
 El título hace referencia a esa leyenda recogida en algún libro veterotestamentario en el que el sapientísimo rey Salomón tenía un anillo que le permitía hablar fluidamente con los animales. Bien, ese sería el sueño de cualquier etólogo, poder comprender plenamente a la especie animal que se esté estudiando como si el científico mismo fuera uno de ellos.
 En el prólogo, el etólogo austriaco presenta sus notas como un pequeño ensayo divulgativo, no científico, por ello están ausentes las farragosas explicaciones que sólo interesarían a los zoólogos, mientras que la amenidad del texto facilita su lectura para legos en la materia, pero interesados en el comportamiento animal. Todos aquellos que nos hemos visto sorprendidos por el comportamiento de animales cercanos a nosotros, ya fuera primitivos peces o complejos mamíferos, disfrutamos de las aventuras y desventuras de Lorenz, que, humildemente y con cierto humor, son puestas en negro sobre blanco de manera encantadora. Aunque el libro no sea académico no está exento de rigor, pues en apenas doscientas páginas están recogidas a vuelapluma las investigaciones minuciosas de decenios.
Konrad Lorenz. Imagen tomada de Wikimedia Commons
 Comienza con los acuarios, verdaderos ecosistemas en miniatura en la que a través de un cristal uno puede inmiscuirse en la privacidad de plantas acuáticas, invertebrados y peces, de una forma que supera la amenidad de cualquier medio de comunicación tipo televisión. Lo que se aprende (y lo que entretiene) un acuario sólo lo sabe quien ha mantenido uno durante años buscando, claro, el bienestar animal en todo momento. Luego continúa con el estudio de aves, ya sean grajillas (Coloeus monedula) o gansos comunes (Anser anser); precisamente de estos últimos son los estudios más famosos de Lorenz, que tienen que ver con el fenómeno de la impronta (proceso de aprendizaje de los animales en sus primeras etapas de vida que marca toda su existencia). Termina explicando algo que todos los interesados en buscar el máximo bienestar animal hemos comprendido siempre con un simple vistazo: que en un zoológico la calidad de vida de los animales depende de su idiosincrasia específica, al margen del tamaño o su exotismo; así, por ejemplo, leones y tigres se adaptan espléndidamente bien a recintos relativamente pequeños, mientras que otros animales más pequeños como guepardos o lobos lo hacen siempre de muy mala manera.
 En fin, el libro es una pequeña joya para los amantes de los animales. Siendo riguroso (y teniendo conocimientos avanzados de etología animal) algunas conclusiones de Lorenz caen en los errores clásicos de los primeros estudios de esta disciplina: humanización de los animales, finalismo y generalización. Es más notable el primero de ellos, cuando el autor aplica a los sujetos de estudio verbos exclusivamente propios de humanos como "piensa", "considera" o "siente". En fin, no debemos olvidar, en todo caso, que este texto fue publicado hace casi cien años, y que el verdadero valor de Konrad Lorenz está en que fue un verdadero pionero de la etología animal.

domingo, 16 de julio de 2023

"Una ventana al mundo y otros relatos", de Isaac Bashevis Singer.

  Un gran narrador es un gran narrador: todo es bueno. Sin embargo, algunos destacan en relatos y cuentos de pequeño formato, en los que son capaces de exprimir su ingenio en apenas unas pocas hojas; otros, por el contrario, muestran su maestría con una narración larga, donde poder explayar su talento. En el primer caso se encuentra, por ejemplo, Julio Cortázar. Nunca me gustó Rayuela; la leí linealmente y como el autor sugería, saltando algunos capítulos y leyendo algunos del final antes que otros del principio... y no me gustó de ninguna de las dos maneras. Sin embargo, los relatos de Cortázar contenidos en su Historias de cronopios y de famas me parecen obras literarias inconmensurables; son relatos muy cortos pero impactantes, que te golpean como un puñetazo en el estómago y te dejan sin aliento, incitándote a volver a leerlos de nuevo. Bueno, en el caso de Isaac Bashevis Singer aparentemente cabe suponer que será mejor narrador de novelas que de relatos, pues sus historias ganan con la evolución de los personajes, frecuentemente inmersos en épocas de profundos cambios sociopolíticos; a veces, incluso, sus narraciones hacen protagonistas no a individuos aislados sino a dinastías familiares, con lo cual es imprescindible una longitud prosística verdaderamente extensa.
 Bueno, pues después de haber leído los seis relatos contenidos en este volumen de Nórdica Libros no estoy tan seguro de lo anterior. Sí, es verdad que, en algunas de las narraciones, se hecha en falta un poco más de longitud. ¡Vamos, no estoy despreciando al Nobel de literatura del 78! Quiero decir que los relatos son tan buenos que uno quisiera poder deleitarse unas cuantas horas más leyendo las aventuras pergeñadas por el genial escritor. Por supuesto, las características diferenciadoras del relatos sobre la novela están ahí, sobre todo aquel que dice que un relato es más una fotografía o un cortometraje, mientras que la novela es una película; vamos, que en el relato se narra una acción pasada ya inamovible, mientras que en la novela hay una evolución que hace que, aunque la acción sea pasado, está todavía viva. No sé, es una forma un tanto torticera de explicarlo, pero yo lo siento así.
 En todo caso, la maestría de Singer no deja mal sabor de boca al leer estos seis relatos. Siguen siendo los temas habituales: la cultura judía askenazí que es barrida de Europa y sus hijos se ven obligados a peregrinar por el viejo continente y por Estados Unidos tratando de encontrar una paz que, si bien en el ámbito social lo pueden encontrar, no lo harán en el plano interior. Así, los exiliados se debatirán entre la vuelta a la tradición de sus mayores, la huida hacia delante buscando credos políticos o personales que les permita seguir alentando; entre medias, los personajes viven intensamente, especialmente en el ámbito romántico y sexual, con la avidez de quien ha visto la muerte cara a cara y sabe que no puede desperdiciar un solo minuto. Como siempre, el resultado es una narración muy humana, comprensible incluso cuando no se hayan vivido experiencias tan extremas.
 De los seis relatos, precisamente el que da nombre al volumen, Una ventana al mundo, me parece el más flojo. El regalo es una joya cómica con su ironía en la que una acaudalada viuda judía residente en Florida recibe como regalo un retrete de jade macizo. Pero he disfrutado enormemente Job, la narración de un superviviente de todo (de la guerra, de los pogromos, del fanatismo político, del fanatismo religioso, de las más graves enfermedades...) a un periodista en Estados Unidos (éste, claramente, álter ego de Singer) con un optimismo y un humor que, precisamente, sólo un superviviente puede tener. Porque ahí está una belleza creativa de Isaac Bashevis Singer: la de personajes a prueba de bombas, verdaderos ejemplos de resiliencia y superación.

sábado, 15 de julio de 2023

Francisco Ibáñez (15-marzo-1936 - 15-julio-2023). In memoriam.

 

Imagen tomada del sitio www.mortadelo-filemon.es
 Varias generaciones de niños españoles esperábamos con delectación que nuestros padres nos compraran el Mortadelo y Filemón cada fin de semana. Habrá quien no considere ni siquiera literatura a los tebeos, pero, teniendo en cuenta la escasísima edad de sus lectores, todo lo que acerque a los niños a letra impresa es un verdadero éxito; esto se ve más que nunca con el tsunami de imágenes en pantallas que nos anega. Obviamente, Francisco Ibáñez fue uno de los más grandes en el arte del tebeo, su humor fino e irónico supera el mero entretenimiento infantil, llega a la categoría de verdadero arte. ¡Descanse en paz!

viernes, 14 de julio de 2023

"Noviazgo y matrimonio", de Anthony Trollope.

  Los de Alba Editorial tienen un mérito notable, ya lo he comentado con anterioridad, al reeditar clásicos (especialmente de la llamada "Literatura victoriana") que habían quedado descatalogados o que incluso nunca se habían editado en nuestra lengua. En este último caso se encuentra este volumen de Trollope, que compila ocho relatos traducidos por Marta Salís. Son relatos en los que, como su título indica, el argumento principal tiene que ver con relaciones afectivas (esos noviazgos y matrimonios), con sus idas y venidas, sus dificultades y posibilidades, sus alegrías y sus tristezas. El tema romántico es, sin duda, uno de los más frecuentes en esa mal llamada "Literatura victoriana" (digo mal llamada, porque esa es una denominación exclusivamente nacional que hace referencia a un periodo histórico y político concreto, el de el reinado de Victoria en el entonces Imperio Británico, desatendiendo el hecho de que los escritores ingleses también estaban sometidos a las modas y cambios que el resto de los escritores occidentales), y es un tema habitual, digo, porque los lectores (en este caso, más abundantemente, las lectoras) así lo demandaban. No quiero ser injusto una vez más, pero no voy a retirar ese sobrenombre caprichoso que puse a la literatura victoriana: "literatura de té y pastas". Literatura de té y pastas porque estaba escrito para el puro entretenimiento intelectual de orondas señoronas ociosas cuya máxima aspiración en la vida era figurar socialmente. Me puedo imaginar a toda esa pléyade de féminas, señoras de su señor, en su pequeña mansión, maltratando al servicio y leyendo a Dickens, Thackeray, Trollope y demás un par de horitas al día para luego poder discutirlas con sus amigas (también orondas señoronas ociosas) en su propio "club de lectura". Sí, suena un tanto extremo, lo sé, pero también es perfectamente verosímil y así se explicaría la existencia de estos relatos romanticones...
 ¡Hombre, "relatos romanticones"! Sí, "relatos romanticones", no lo quito. Relatos de gentes ociosas (esta vez, jóvenes) que se enamoran, desenamoran, desengañan, apasionan, alegran, entristecen... porque un joven ingeniero recién llegado a la comarca la ha mirado de un cierto modo en un momento concreto, o porque un atractivo y joven empleado la ha sacado a bailar en una fiesta antes que a su amiga Menganita... Dicho de otra forma, son relatos protagonizados por mujeres jóvenes (y alguna madura de armas tomar) cuyos sentimientos románticos están a flor de piel y a punto de ser sublimados o atropellados por una sutil mirada. Estoy seguro de que las lectoras cuyo corazón latía frenético al leer estos relatos ya peinaban canas, pero recordaban avatares semejantes por los que pasaran unos pocos decenios antes. En fin, literatura romántica para románticas damas sin problemas (literatura de té y pastas, vamos).
 Pero, claro, uno de los mayores defectos que tiene el ser humano es ese capricho incomprensible de querer comer todos los días; este defecto lo tienen incluso los escritores. Así, el bueno de Anthony Trollope, como el resto de escritores de su época (y de todas, en realidad), tuvo que plegarse a los gustos y exigencias de su público, y no despreciar a esas orondas señoronas ociosas que también compraban esas revistas semanales en las que publicaban sus relatos. Puede verse como una concesión a la comercialidad y el mercadeo, pero es una necesidad impepinable...
 Vale, todo eso parece sensato, pero, entonces, ¿merece la pena leer este volumen? Hombre, sí. Al margen del tema principal, son relatos de Trollope, con su prosa cuidada, adjetivada y lenta, con esa extraordinaria capacidad de descripción del más mínimo detalle, minuciosidad que no se hace en absoluto pesada o empalagosa. La calidad literaria de Anthony Trollope está por encima de unos argumentos de mayor o menor relevancia social. ¡Siempre será Trollope!
 Y, bueno, como siempre hay altibajos en la calidad de una compilación de relatos. A mí me ha gustado La mère Bauche, ambientado en los Pirineos franceses, en el que la crueldad interesada de una madre, dueña de un hotel-balneario, lleva al suicidio a una joven enamorada de su único hijo. En otros como El viaje a Panamá, narración de un amor un tanto forzado por las circunstancias económicas, acaba con un final inesperado e imaginativo. En La hija del pastor de Oxney Colne, Trollope discurre sobre el descubrimiento del desamor en un matrimonio precipitadamente acordado. En fin, ocho relatos con unos argumentos que, francamente, me traen al pairo, pero aunque sólo sea por la calidad del autor, merecen ser leídos.