domingo, 5 de mayo de 2024

"El amor de un hombre de cincuenta años", de Anthony Trollope.

  Novela menor de Trollope, menor tanto en extensión (menos de trescientas páginas en su época hubiera sido considerado más un relato que una novela), como en su calidad (nada que ver con las novelas del ciclo de Barchester o las llamadas políticas). Es un ejemplo típico de lo que yo injustamente llamo "literatura de té y pastas", en el sentido de que su argumento, amores y desamores de gente burguesa, es perfecta para que las señoronas también aburguesadas las leyeran en sus interminables horas de ocio y luego las comentaran con sus amigas (algo semejante con lo que hoy ocurre con los culebrones televisivos). Pero, ya digo, es injusto denominarla así porque la calidad literaria es verdaderamente excelsa. Ojalá esta "literatura de té y pastas" fuera la forma de matar el tiempo de esta época en lugar de estar enganchados a basura televisiva o internáutica. 
 El argumento es, en efecto, los amores y desamores de gente acomodada que no tiene mucho que hacer: un rico gentleman de cierta edad (a este respecto es curioso que se haya traducido la novela por El amor de un hombre de cincuenta años cuando el título original es An Old Man's Love, si bien es cierto que desde el principio, Trollope describe al señor Whittlestaff como un cincuentón, aludiendo a que no es viejo todavía pero ya no joven para esos amoríos) acoge en su casa a una joven de veinte años, Mary Lawrie, tras la muerte sucesiva de sus padres y su tía. Esta tal Mary Lawrie era hija de un íntimo amigo de Whittlestaff al cual prometió cuidar de su única hija cuando le faltara apoyo familiar. La señora Baggett, ama de llaves de la mansión, entrometida y mandona, desaconseja a su señor que acoja a una jovencita ya talluda de la que, muy probablemente, se acabe enamoriscando. El señor de la casa, contra el consejo de la vieja, acoge a la chica y, como la vieja predijo, se acaba por prendar de ella. Tras mucho pensar, Whittlestaff acaba por pedirla en matrimonio, cosa que la joven acaba aceptando más por obligación que por otra cosa, no sin ocultarle que dio palabra de amor en el pasado a un joven que fue rechazado por su pobreza. Bien, el joven en cuestión, John Gordon, regresa de Sudáfrica, donde ha conseguido enriquecerse con acciones de minas de diamantes. La llegada de Gordon (joven apuesto, antiguo enamorado de Mary, y ahora rico) completa este triángulo amoroso clásico entre la joven indecisa, el viejo paternalista, y el joven y antiguo amor. 
 Una historia muy vieja, como se puede ver, pero Trollope la cuece a fuego lento dando avances y retrocesos, decisiones e indecisiones, dimes y diretes en las relaciones entre los tres, con el entrometimiento de la señora Baggett, su alcohólico marido, un cura deslenguado y una familia amiga que compone toda la troupe de la novela. 
 Ése es el argumento. Los temas tratados en la novela serán la soledad, el afán de compañía aunque sea con relaciones disparejas y la validez de la palabra dada. Leyéndola ciento cuarenta años después de ser escrita (lo fue en 1884) habrá que incluir entre la temática los roles de sexo entre la mujer que no tiene otra salida que esperar la decisión de un hombre (dos en este caso) sobre ella, o la de los hombres cuya situación económica lo es todo. Pero, aclaro, eso sería en la evolución social de nuestros tiempos, la novela se puede entender perfectamente (si se tiene un cierto nivel cultural, claro) sin sacarla de su contexto histórico.
 Pero, en mi opinión, lo mejor de la novela, habitual en Anthony Trollope, y que lo eleva a la más alta categoría de los escritores de todos los tiempos es la extraordinaria verosimilitud de los personajes. Trollope es un excelente creador de personajes, los dota de vida de una manera tan convincente que el lector acaba por "conocerlos" perfectamente. Una de las formas de dar credibilidad a personajes de ficción es describir sus sentimientos y pensamientos con detalle, con mimo y en eso Trollope es un maestro; otra forma es hacer que los personajes evolucionen en el tiempo, cambiando sus pensamientos y sentimientos, para que el lector pueda ver que están vivos, que son reales. En El amor de un hombre de cincuenta años, Trollope se esmera en la evolución psicológica de los tres personajes principales, pasando todos por distintas fases como una persona real hace a lo largo de su vida. Esa es una de las mayores grandezas de este autor, algo que hace meritoria su lectura aunque el argumento nos parezca un tanto ñoño.

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