sábado, 17 de noviembre de 2012

Fragmento del tercer capítulo de mi novela: "Honrarás a tu padre"

 
3 – Sarah Löwenstein

Habían pasado ya varios días desde la muerte de su madre. Con sorprendente rapidez había arreglado tareas administrativas que consideraba penosas y tediosas: la liquidación del dinero del banco, que había supuesto unos ingresos mayores de los que había previsto; la toma de contacto con una inmobiliaria para la puesta en venta de la casa, dicha agencia parecía que se encargaría de todo y pensaban que en pocas semanas estaría vendida; y la obtención de su pasaporte y un visado de turismo para viajar a la República Federal de Alemania. Pero sin duda el cambio más importante se había producido en su interior: parecía haber superado sus dudas anteriores, ahora sabía perfectamente quién era y que quería.
Estuvo considerando que pasos que debía dar en adelante. La situación europea en 1967 no era fácil, de hecho se sorprendió con la facilidad con la que obtuvo el visado para viajar a Berlín. Supuso que sus primeros pasos en Alemania serían ir al consulado noruego y tratar de averiguar algo sobre Günther Berghoff. Sabía de la existencia de registros militares en las oficinas que años antes habían constituidos los gobiernos de ocupación estadounidense, británico y francés, y que ahora eran, al menos aparentemente, oficinas meramente diplomáticas, aunque desconocía si podría tener acceso a ellos. En cualquier caso no le preocupaba, una vez que tuvo toda la documentación necesaria, recopiló todo el dinero y cambió una fuerte cantidad en marcos alemanes.
Los preparativos parecían ir viento en popa: cuando ya había comprado el billete de Lufthansa que le habría de llevar de Oslo a Berlín, recibió una llamada de la agencia inmobiliaria informándole de la existencia de un posible comprador dispuesto a pagar en efectivo en los próximos días si se reducía algo el precio, Lars accedió y la venta de su casa se produjo con celeridad y sin problemas. Quizás no fue consciente de ello, pero al morir su madre, vender la casa y liquidar la cuenta bancaria estaba cortando el cordón umbilical con su ciudad natal.
En los días anteriores al viaje, pudo saber que la Autoridad de Control Aliado estaba en Berlín-Schöneberg. Según parecía, allí estaban los cuarteles generales desde los cuales se habían promovido la “desnazificación” de la sociedad civil alemana, investigado y elaborado una lista de criminales de guerra, disuelto el ejército del Tercer Reich y en general tratado de llevar a cabo todas las directrices salidas de la Conferencia de Potsdam. El edificio elegido había sido la anterior Corte Regional de Berlín, la Kammergericht que decían los alemanes. Allí tenían información sobre todos los miembros relevantes de las SS. Allí, pensaba Lars, tendrían completa información sobre Günther Berghoff.
Al llegar al aeropuerto de Berlín-Tempelhof, no pudo menos que sentir un escalofrío, aquel pequeño aeropuerto prácticamente rodeado por la ciudad, había sido un escenario privilegiado de las escaramuzas logísticas en plena guerra fría, de hecho seguía siendo hasta la fecha el único enlace posible que tenía Berlín occidental con el resto de la República Federal. Al bajar de su avión de Lufthansa se sorprendió de ver todavía soldados americanos en pleno año 67, casi toda Europa pensaba que Alemania Occidental había superado la posguerra, pero Berlín era un caso aparte, la ocupación allí era patente todavía.

Henry David Thoreau

  Henry David Thoreau (Massachusetts, 1817- Ibídem, 1862) ha pasado a la historia como uno de los grandes teóricos del anarquismo libertario; curiosamente ha sido vindicado desde el anarquismo de extrema izquierda y por el liberalismo capitalista, sin duda ambos extremos coincidirán en su furioso individualismo, rechazo de la violencia y de cualquier movimiento socializante.
  Para entender a Thoreau hará falta conocer sus orígenes puritanos; hoy en día se aplica el término puritano a aquéllos muy pacatos en materia de moral sexual, pero en siglos anteriores servía para denominar esa corriente religiosa protestante escindida del anglicanismo y que buscaba una mayor concordancia vital con los Evangelios en una pobreza voluntaria; también será necesario entender que sus escritos difícilmente podrían haber sido creados por un europeo de su época, necesariamente lo habría hecho un americano, alguien que no tiene excesivo apego por un Estado, un ciudadano de un país hecho por individuos libres, sin guías... o tan solo con dos, como decía aquél: "with a Bible in one hand, gun in the other"...
  Además del puritanismo y el individualismo, Thoreau destacó por ser un pensador independiente en el sentido más amplio: jamás aceptó dogmas (quiincluso ni siquiera los religiosos) y mucho menos frases hechas, pensamientos genéricos, repetidos como loros por los "grandes prohombres de la humanidad".
  Fue un defensor de la simplificación de la vida, hace más de ciento cincuenta años, verdadero profeta de los miles que hoy lo reivindicamos. Para muchos, por desgracia, ha quedado solamente como autor de un puñado de frases inolvidables, citaré unas cuantas, pero con afán de que el posible lector sea picado por la curiosidad y se adentre en la obra de este gran pensador.
  "El mayor elogio que me dedicaron en toda mi vida fue cuando alguien me preguntó que opinaba y esperó mi respuesta"
  "Los caminos por los que se consigue dinero, casi sin excepción, nos empequeñecen.
  "Un hombre puede ser muy trabajador y no emplear bien su tiempo. No hay mayor equivocación que consumir la mayor parte de la vida en ganarse el sustento"
  "Es pertinente preguntarse si Platón se ganó la vida mejor o con mejores resultados que sus contemporáneos"
  "La política es, por así decirlo, la molleja de la sociedad, está llena de arena y grava y los dos partidos políticos son sus dos mitades enfrentadas"
     

viernes, 16 de noviembre de 2012

Ahora leyendo: "Sobre una tierra ardiente" de Der Nister

  Hace unos días hablé de pasada de Der Nister ("el oculto" en yiddish, pseudónimo de Pinjas Kahanovich), ahora vuelvo con él, con una compilación de relatos breves, todos ambientados en tiempos de la "Shoah" titulado "sobre una tierra ardiente".
  Der Nister es uno de los autores claves en Yiddish, junto con Sholem Aleijem, Isaac Bashevis Singer o Itzhak Katzenelson. Describen todos ellos un mundo que fue bárbaramente borrado de la faz de Europa en el trágico siglo XX: la comunidad judía asquenazí de Europa Central y del Este. 
  Der Nister en concreto sufrió maltrato por parte de los nazis, su única hija Hodl moriría en el asedio a Leningrado, él mismo tendría que huir a Uzbekistán huyendo de los alemanes; como por parte de los comunistas soviéticos, que acabarían por deportarlo a un gulag siberiano donde moriría de enfermedad y agotamiento.
  La obra clave de Der Nister es la extensísima "la familia Máshber", quizá la más notable obra que se escribió nunca en yíddish; pero la  recopilación que ahora estoy leyendo es más clara al describir personajes muy humanos, "corrientes y molientes", que, sin hacer nada para ello, son llevados a la barbarie y la muerte por una cuestión meramente étnica o religiosa. El estilo de Kahanovich es sencillo, pudiéndose englobar dentro del realismo literario, pero influido sin duda por la literatura hebrea, tanto en la descripción de los personajes como en la inclusión de citas talmúdicas y bíblicas.
  

lunes, 12 de noviembre de 2012

Políticas modernas... y de toda la vida

  Minimizar oportunidades, recortar servicios, reducir todo, así los desgraciados -la chusma- se pegará entre sí para conseguir un mísero asiento, un triste empleo, una lamentable vivienda... Enemistándose entre sí, el populacho pierde de vista al verdadero enemigo, que queda protegido por una densa niebla. Los enemigos no son otros que aquéllos que ejercen (detentan) cualquier tipo de poder (autoridad) en la sociedad humana: reyes, gobernantes, militares, jerarcas elcesiásticos, empresarios, policías... así hasta aquéllos que tienen una parcela de poder menor: jefes, sacerdotes, profesores, maridos, padres...

sábado, 10 de noviembre de 2012

La escritura como refugio de la introversión


 
Es muy frecuente que grandes escritores del pasado y del presente sean grandes tímidos que escondían en el “negro sobre blanco” su incapacidad de transmitir sus pensamientos, deseos, temores, alegrías y ansias de forma oral. Caso conocido es el de Franz Kafka, autor genial en esa genialidad que bordea la locura; Kafka escondía su incomprensión al mundo que lo rodeaba, él mismo se sentía como su personaje de la metamorfosis: extraño, incomprendido, innecesario, mediocre y pequeño; escribiendo huía de la sociedad aria que lo reprobaba como judío, del pequeño e insignificante trabajo con el que mantenía su espartana vida, de las mujeres a las que deseaba y de las que se sabía indeseado, de los caseros de las sórdidas pensiones en las que era siempre observado con resquemor...
Borges es otro caso fácilmente observable, su incapacidad visual le abrió enormemente la visión de la sensibilidad, la capacidad de separar cuerpo y mente para alcanzar la posición del otro, para sentir en piel ajena, escapando así de la maldición a que había sido condenado por un extraño y “creativo” demiurgo todopoderoso.
Hesse retrató una importante parte de la sociedad de cualquier tiempo en su lobo estepario, es precisamente el personaje fundamental de esta obra sin par otro ser perdido, incapaz de encontrar su rol en la sociedad que lo rodea, incapaz de asumir los principios indiscutibles que ésta propugna, no dotado, en fin, de esa cualidad tan frecuente que es la sociabilidad.
La sensibilidad: esa es la característica común de los grandes literatos. Una capacidad poco frecuente en esta sociedad que premia el amor propio con esa animalidad que se nos exige para seguir alentando. El deleznable orgullo y la vanidad que raya en el onanismo nos proporcionará una vida tranquila, sin desasosiegos, sin angustias vitales, felices como seremos retozando en el lodazal de nuestra propia mediocridad; ¿para qué preocuparnos de las necesidades afectivas de otros, de sus éxitos o fracasos personales, de sus sinsabores o rotundos fracasos? En confrontación a todo esto, la capacidad de detectar el pálpito de los demás nos hará sufrir con sus derrotas y pérdidas, pero nos enriquecerá sin límites, desarrollándonos una nueva cualidad: la de sufrir en cabeza ajena; sin embargo la sensibilidad también nos facilitará un pasaje al fracaso, entendido éste como un concepto social y comúnmente asumido.
El fracaso humano y social son frecuentemente confundidos, sin distinguir que muchos individuos consideran su fracaso social como verdadera demostración de su éxito en cuanto que ser humano, distanciándose así de las mediocridades generales; por el contrario otros consideran ambos fracasos distintas caras de una misma moneda. La sonrisa cotidiana que denota, sin duda, la estupidez materializada en solo gesto, es símbolo del más rotundo éxito humano, poco importa que ese individuo sea absolutamente incapaz de sentir nada más que no sea una maravillosa admiración por su insondable mediocridad; esa sonrisa le sirve además para despreciar a aquel que sí puede estrujarse el intelecto para ver más allá de la mera apariencia, aunque esto le provoque más desasosiego que felicidad.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Ahora leyendo: "la cripta de los Capuchinos" de Joseph Roth

  Siempre me atrajo la vida del perdedor, del controvertido, del santo y a la vez pecador... esas son características de Céline, de quien hablé en otra entrada anterior, y esas son formas propias de Roth.
  Me han gustado siempre los escritores judíos, todos, tanto los que retratan un mundo ya desaparecido (la cultura askenazí en Europa central y del Este) como Der Níster; como los judíos culturalmente asimilados que, por su doble condición, tenían una visión más rica de su sociedad; en este último caso se encuentra Joseph Roth.
  Este tipo nació en la Galitzia polaca en el seno de una familia judía no practicante, destacó muy joven en el periodismo en lengua alemana, llegando a ser alguien importante en la Viena de entreguerras; alguien verdaderamente respetado. Aún siendo un judío solo de origen, tuvo que huir de las leyes eugenésicas nazis, para las que cualquiera con el más mínimo rastro de sangre hebrea imponía la muerte segura. De la noche a la mañana, pasó de ser un puntal de su sociedad, a que se quemaran sus libros (alguno de ellos como "la marcha Radetzky" habían conocido gran éxito de público y crítica); se refugió en París donde comenzó a beber de forma brutal (destacable en ese sentido novela breve o relato, hoy ya no se sabe cuál es cuál, "la leyenda del santo bebedor").
  En sus novelas aparece el llamado "sentimiento de pérdida de patria", que convierten a sus personajes en nostálgicos evocadores de un pasado que no volverá.
  Roth morirá alcoholizado (de hecho algunos biógrafos apuntan a un "suicidio por alcoholismo"); su mujer, esquizofrénica, que vivía recluida en sanatorios mentales, será eutanasiada por los nazis en su paranoia de mejora de la raza; su familia moriría en campos de exterminio.
  Felizmente, el mundo germánico resurge de sus cenizas, culturalmente hablando, tras la guerra y la abominación del nazismo, y retoma a Joseph Roth como uno de los grandes escritores en la lengua de Goethe junto a Robert Musil o Hermann Broch.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Fragmento del segundo capítulo de mi novela "honrarás a tu padre"

 
2 - Ingrid Larssen

Le costó reconocerla. Solo habían pasado cinco años desde la última vez que la vio, pero había envejecido mucho, demasiado para alguien que todavía no había cumplido los cincuenta. El escaso pelo gris caía lacio, sin vida. Nunca había sido gorda, pero ahora estaba demacrada, los pómulos se marcaban en su piel como si fueran una calavera, solo los grandes ojos azules parecían no haber cambiado. Una sonrisa desdentada le dio la bienvenida.
  • Mi niño bonito, mi niño bonito. -Fue lo único que acertó a balbucear mientras alargaba sus cadavéricos brazos hacia él.
Lars se acercó con frialdad, no sabiendo muy bien que hacer... Finalmente se sentó en su cama y le dio un formal beso en la frente. Ella le sonrió en respuesta.
  • Acércate un poco más, quiero tocar tu cara. Eres todo un hombre.
Su madre y él se separaron cuando tomó aquel empleo en la compañía naviera de la que se acababa de despedir. Nunca tuvieron una gran relación. Lars fue hijo póstumo, e Ingrid tuvo que trabajar duro para poderlo sacar adelante. Trabajaba como limpiadora en un edificio gubernamental y por las tardes limpiaba casas para poder redondear el sueldo; cuando llegaba a casa estaba tan agotada físicamente que apenas podía ocuparse de su hijo, así este creció en práctica orfandad, vigilado por vecinas y con los libros de la biblioteca pública como sus mejores amigos. Cuando se separaron, Lars no sintió un gran dolor, quizás algo de remordimiento por abandonar a quien se había desvivido para darle un futuro.
  • ¿Cómo estás? ¿Estás cómoda aquí? -Al decir esto miró mecánicamente a las otras dos pacientes de la habitación, dos mujeres de edad y aspecto semejante a su madre que, sin duda, se alegraban de tener espectáculo gratis con la visita de su compañera de infortunio.
  • Bien, estoy bien. Un poco cansada, eso es todo.
En ese momento entró un médico, que, seriamente, se dirigió a Lars.
  • ¿Es usted el hijo de Ingrid Larssen?
  • Sí, yo soy.
  • Acompáñeme un momento, por favor.
Le siguió maquinalmente hasta el pasillo, donde se volvió hacia él.
  • Le supongo al corriente de la gravedad del estado de su madre.
  • Sí, pero no conozco los detalles.
  • Verá, su madre padece lo que se llama un carcinoma mamario, cáncer de mama es más conocido. Hemos estudiado el tumor y hemos encontrado metástasis -otros nódulos tumorales- en pulmón e hígado. Es totalmente inoperable.
A pesar de lo conocido, no pudo reprimir un escalofrío. La jerga médica siempre le alteró el animo, la enumeración fría y sistemática de la enfermedad le parecía totalmente deshumanizada.
  • ¿Se puede hacer algo?
  • Me temo que no. El grado de debilidad es extremo, y el desenlace se producirá en breve. Cuando días atrás le preguntamos si tenía algún pariente nos habló de usted, por eso le convencimos de que le llamara. Por otra parte parece que tiene algo importante que decirle. En administración le podrán indicar que pasos se han de dar con el papeleo. Lo siento mucho.
  • Gracias. -Respondió mecánicamente mientras el médico se daba la vuelta y se alejaba por el pasillo.

martes, 6 de noviembre de 2012

Carta abierta a un maltratador


Mi muy despreciado maltratador:

Como bien sabes, hace ya cuatro meses que rompí tus grilletes, cuatro meses que decidí recomenzar mi vida, cuatro meses que la sonrisa volvió a aflorar en mi rostro. Reconozco que me ha costado romper la tela de araña que con tanto esmero tejiste en torno a mí y en la que yo me sentía tan cómoda, tan “protegida” al principio; sí, me ha costado mucho entender que no es que me quisieras mucho y me sobreprotegieras sino que me querías sólo para ti como se quiere una cosa, por fin entendí que cuando me pegabas, no era que las responsabilidades y el stress te hiciera perder los papeles, no, era simplemente que querías humillarme más aún, cosificarme, reducirme a ser un simple mueble de la casa.
Hoy hace cuatro meses que decidí dejar de ampararte y encubrirte, de maquillarme los moratones y decir que me había golpeado con una puerta para disimular tus golpes. Desde hace cuatro meses entiendo que no eres más que un pobre diablo que trata de conseguir la seguridad que le falta a base de golpear, humillar y vejar a quien le alimenta, lava su ropa, limpia su casa... Desde hace cuatro meses vuelvo a vivir mi propia vida, sin que tú me digas lo que debo o no hacer; he vuelto a recuperar a mis amigos, sí... ¿te acuerdas de que antes de conocerte yo tenía mi propio grupo de amigos?, sí, seguro que te acuerdas, ya que fuiste tú el que se encargó de separarme de ellos y de mi familia, para aislarme del mundo y tenerme más a tu merced si aún cabe.
Exactamente, en fin, hace cuatro meses que vuelvo a ser una persona independiente, muy válida y capaz, yo, que me sentía tan poca cosa y dependiente de ti; hoy sonrío abiertamente y miro cara a cara a la vida con energías renovadas, hoy, en definitiva, comienzo a vivir.


Sin afecto alguno, ya no tuya:


lunes, 5 de noviembre de 2012

Inciso cinematográfico: "Der Verlorene"

  A pesar de ser éste un blog literario, también incluiré alguna reseña cinematográfica de películas que me han marcado en algún modo...
  Del cine que siempre me apasionó, escojo las películas que se produjeron en aquella llamada República de Weimar, esto es, la Alemania de entreguerras. Fue una época socialmente convulsa que nació en la brutalidad de la Gran Guerra, para morir en la atrocidad de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, fue muy productiva en el ámbito creativo... Concretamente en el cine, se desarrolló el llamado "expresionismo alemán": títulos inigualables como "Nosferatu", "el gabinete del doctor Caligari", "Metrópolis"... han dejado huella en el cine hasta nuestros días; directores de la calidad de Fritz Lang y maravillosos actores como Peter Lorre.
  "Der Verlorene" no fue rodada en aquel periodo, sino en 1951, en plena posguerra, no obstante participa de aquel movimiento artístico nacido en el periodo anterior. 
  Peter Lorre (nacido como Lazslo Löwenstein) había dejado a medio mundo atónito con su interpretación en "M, el vampiro de Düsseldorf"; después había huído a Estados Unidos, donde formaría parte fundamental del elenco actoral de joyas como "el halcón maltés" o "Casablanca". Volvió a Alemania para dirigir y actuar en esa película escrita por el mismo: "Der Verlorene", traducida al español como "el hombre perdido".
   "Der Verlorene" narra la vida de un médico de la Alemania nazi, un hombre perdido y atribulado por la culpa. Se vio obligado a asesinar y como consecuencia se desquició, hundiéndose en el alcohol y la depresión... La película es muestra excelente del asombroso poder interpretativo de uno de los mejores actores de todos los tiempos; sin embargo, Lorre no consigue exprimir el máximo jugo a su criatura: el guión (siendo francamente bueno y con muchas posibilidades) acaba siendo desaprovechado hasta el punto de que a alguien no versado en cine clásico le puede parecer anodino; la dirección tampoco saca partido, le falta fuerza, continuidad... (sin embargo la fotografía es excelente, recordando en muchos momentos el ambiente angustioso propio de las películas expresionistas). Para todos aquellos que admiramos a Peter Lorre, la obra es una joya inigualable, un regalo de aquel actor maldito que tantas horas de genialidad nos ofreció.

martes, 30 de octubre de 2012

Ahora leyendo: "Spider" de Patrick McGrath

  Patrick McGrath es un escritor inglés contemporáneo. Sus novelas, tan solo seis por el momento, muestran un mundo repleto de enfermos psicológicos y psiquiátricos. Spider es su novela más conocida, incluso fue llevada al cine, dirigida por Cronenberg e interpretada genialmente por Ralph Fiennes y Miranda Richardson... Lo que más me atrae de estas novelas es el tipo de narración, en primera persona y lo que llaman "narrador no fiable", en ellas la narración es llevada a cabo por enfermos mentales, que describen subjetivamente su vida... por supuesto las incongruencias dominan, frecuentemente es difícil distinguir la realidad de la distorsión... En buena medida supone romper con la estructura del narrador omnisciente tan frecuente en la novela clásica del siglo XIX, ahora se pide al lector que actúe como un psiquiatra, tratando de discriminar objetividad y subjetividad. Aparte de esto, la prosa es rápida, de tipo diario, con pocas cesiones a la búsqueda estética. Interesante, no tan dura como la película de Cronenberg que acaba por ser perturbadora con la actuación de Fiennes.