Una novela de la que no tenía constancia, publicada esta vez no por Acantilado sino por la editorial Pasos Perdidos, pero con la impronta del genial Joseph Roth: Los cien días.
Larga novela para ser de Roth, que acostumbraba a mostrar su inmensa capacidad de síntesis psicológica en relatos o novelas breves. Esta vez no es la caída del Imperio Austro-húngaro y sus terribles consecuencias para alguno de sus súbditos, sino la caída de Napoleón, pues narra los cien últimos días del emperador, desde su regreso de la isla de Elba hasta la batalla de Waterloo. Por tanto, Roth se vuelve a fijar en los perdedores, si en la mayoría de sus textos son perdedores anónimos, "del montón", ahora no es sino uno de los mayores personajes de la historia.
Los primeros capítulos que he leído, sin embargo, no me han satisfecho en gran manera. Se percibe la mano de Roth, pero todo parece mucho más pomposo y pierde la naturalidad apreciable en otros de sus relatos, parece como si el autor se hubiera esmerado "demasiado" en escribir una buena novela, dotándola de una grandilocuencia y afectación que la perjudican en exceso. Me recuerda a esa pésima novela América de Kafka, una novela en la que el inmortal praguense trató de convertirse en escritor y que es precisamente eso: mala, pomposa, grandilocuente y vanidosa... nada que ver con perlas de la literatura universal como La metamorfosis, El proceso o El castillo. Tal vez estos textos fueron escritos por el checo en un estado de semiinconsciencia debido a la fiebre o a una mente calenturienta, mientras que América fue un intento plenamente consciente de "dejar algo para la posteridad".