La primera novela publicada del archiconocido autor de Juego de Tronos; ésta, a diferencia del best seller, está ambientada en un hipotético futuro, en el que la Humanidad ha tenido que colonizar centenares de planetas, variando morfológicamente con el paso de los milenios y formando, por tanto, distintas razas que comienzan a tener conflictos entre sí. Bueno, pues en esa tesitura, Martin presenta a los personajes: Dirk t'Larien, un humano que recibe una joya susurrante (supuesto aplicación de mensajería de ultimísima generación) en el que una antigua novia, Gwen Delvano, le pide que vaya a visitarla al lejano planeta de Worlorn. Cuando el tal Dirk llega a ese planeta se encuentra con que es un astro moribundo, prácticamente deshabitado y que, año tras año, es más frío al irse alejando progresivamente de su estrella; pero lo peor es que la emisora del mensaje está casada (aquí está el tomate, en el tipo de relación) con un tal Jaan Vikary, un tipo perteneciente a la estirpe de los kavalar, una raza guerrera y violenta. El tomate de la relación está en que los kavalar no tienen pareja al estilo humano, esto es, con libertad de elección e igualdad entre los dos, sino que la hembra es una especie de protegida en el sentido peyorativo: protegida y controlada; además, hay un tercero en discordia, otro kavalar macho que tiene una extraña relación de camaradería subordinada con el primero y que, parece ser, también tiene "derecho de pernada" con la hembra.
Entiendo que el título de la novela hace referencia precisamente a la pérdida paulatina de la luz y el calor que se da en el citado planeta; tal vez un detalle menor. George R.R. Martin pasará a la historia como un escritor de fantasía histórica más que de ciencia ficción, la saga de Canción de hielo y fuego (que es el nombre completo de la saga, Juego de tronos es la primera de las cinco novelas que la componen) pesa mucho más que las de ciencia ficción pura. Con todo, Martin destaca no tanto en la descripción de planetas desconocidos, tecnologías de transporte espacial o viajes estelares, como en las relaciones entre personajes, ahí sí que es un verdadero maestro. Es decir, este autor es muy bueno al narrar las vicisitudes que afectan a los encuentros y desencuentros de sus personajes.
Los de la editorial Gigamesh dicen que "Muerte de la luz es una de las historias de amor más hermosas jamás contadas", pero yo no estoy de acuerdo. La novela destaca por dibujar las tácticas de diplomacia, enfrentamiento, amistad, enemistad... entre personajes, lo de menos es la historia de amor. Porque, vamos a ver, sí, aparentemente hay un triángulo amoroso entre los dos humanos y el kavalar, que, como todo triángulo amoroso, existe porque uno de sus vértices, el de la mujer, quiere mantenerlo, pero es todo más complejo. En mi opinión, esta novela (publicada en 1977) es un anticipo de Juego de tronos que narra, como todo el mundo sabe, las intrigas, las ansias de poder, las alianzas, traiciones, asesinatos, etcétera de unos hipotéticos reinos en un hipotético planeta Tierra. Bueno, pues en Muerte de la luz también se narran todas esas intrigas, aunque de forma mucho más reducida y condensada. De hecho, la cuestión principal de la novela es un duelo por honor mancillado... como si fuera en una novela de fantasía medieval. En realidad, el hecho de que nos encontremos en un planeta lejano, que existan distintas razas alienígenas y que haya naves espaciales es lo de menos, donde destaca Martin, ya digo, es en las relaciones entre personajes.
Al margen de esas relaciones, la prosa de Martin es bastante ligera, predominando la narración sobre la descripción (narración en el sentido de cambio, de evolución, de esas relaciones). No es, en absoluto, una ciencia ficción dura al estilo de Asimov, con especificaciones técnicas de las innovaciones tecnológicas que tienen sus personajes.