Ya dije en otra entrada que Hugo Pratt ha sido uno de los ilustradores que más ha influido sobre los cómics de la actualidad. Sus dibujos son inconfundibles, sean de Corto Maltés o no; pero lo cierto es que como escritor es francamente mejorable. Lo cierto es que todos sus libros dan la impresión de estar desaprovechados desde ese punto de vista... es el caso de El mar de oro.
Sin duda Hugo Pratt debió ser un gran lector de esos autores que todos leímos entre asombrados y hechizados en nuestra adolescencia: Robert Louis Stevenson, Julio Verne, Rudyard Kipling, Emilio Salgari, Joseph Conrad, Jack London, etcétera; demuestra conocerlos hasta el punto que muchas viñetas de Corto Maltés parecen una ensoñación de las novelas de esos autores, como un sueño recurrente y nostálgico. A la trama, sin embargo, le falta ilación, son como escenas inconexas que no acaban de encajar.
Uno se imagina los espléndidos cómics que hubieran salido de la unión de los trabajos de Hugo Pratt como dibujante y otros escritores, algo que sí ocurre en autores como Jacques Tardi con fructíferas colaboraciones con notables escritores como Léo Malet.