No lo parece por la edad que alcanzó (ochenta y seis años), y porque tenemos imágenes suyas de los primeros años ochenta, pero Rosa Chacel fue siempre incluida en la Generación del 27, una generación de poetas muchos a los cuales imaginamos permanentemente ligados a la época circundante a la Guerra Civil. Pero Rosa Chacel destacó más en la prosa (aunque también escribió poesía e incluso ensayo) y superó ampliamente aquella terrible etapa de nuestro país, vivió exiliada, eso sí, la mayor parte de su vida adulta, algo en lo que coincide con el resto de aquel grupo.
Y aun cuando esto es prosa, obviamente, el lirismo que destaca en algunos fragmentos, especialmente cuando describe la vida de Ariadna, enlazando todo su pasado por el tipo de luz que hace posible los objetos, nos deja bien a las claras que es prosa poética, lo cual enlaza con las características de la Generación del 27.
Al margen del lirismo, Barrio de Maravillas es una curiosa mezcla, en el sentido de que el argumento es bastante banal, el despertar al mundo y a la complejidad de la vida por parte de dos adolescentes (Isabel y Elena), pero la búsqueda de ese estilismo tan depurado y complejo contrasta notablemente.
La prosa poética es arrolladora en autores como Cortázar. En los relatos compilados en ese magnífico "tomito", Historia de cronopios y de famas, hay tal sentimiento poético que no se puede leer sin casi declamar. Tal vez la longitud es importante, porque en algunos fragmentos de Barrio de Maravillas me ha parecido en exceso largo para tanta vehemencia poética, se pierde el efecto entre más de veinte páginas y acaba por agotar... o, quizá, es que no me parece que el tema abordado requiera tan rebuscado estilo.