Será porque estoy leyendo a Musil a la vez que a Pessoa (Caeiro), pero lo cierto es que estoy notando horrores la condensación de sentimientos que hay en la poesía frente a la "domesticación" de estos en la narrativa. Digo lo de Musil y Pessoa porque quizás no sería tan evidente con una narrativa como la de Cortázar, Levi o Kafka, y seguro que tampoco sería lo mismo si leyese poesía más clasicista, pero con aquellos dos la diferencia es abismal.
Es curioso, en mis épocas depresivas, que cíclicamente me han acechado, no era capaz de leer poesía, por contra, leía narrativa de forma compulsiva, más de 6 u 8 horas al día... es como si quisiera ahogarme a mí mismo en la historia que tuviera entre manos. Poesía leo en tiempos benignos en los que, aunque quizás con un estado anímico "mas bajo" que el común de los mortales, sigo todavía buscando la belleza, como decía Wilde: "We all live in a gutter, but some of us are looking at the stars".
La prosa de Musil es, desde luego, un tanto áspera, o por mejor decir, poco emotiva, me está recordando a Proust, especialmente en su En busca del tiempo perdido. El hombre sin atributos de Robert Musil es un verdadero compendio cultural y social de la Viena de entreguerras, los personajes están perfectamente delineados en su psicología... pero, en mi opinión, le falta un poco de mordiente. Frente a eso, la lírica que Pessoa insufla a Caeiro es sentimiento puro, cada oda deja sin respiración, estoy anotando muchísimos versos que parecen sentencias de vida, de una vida sencilla pero sabia. Afortunadamente, la combinación de ambos es una experiencia gozosa, de exaltación y comedimiento a la vez.