Ahora toca otro Singer, esta vez el hermano mayor de Isaac Bashevis: Israel Yehoshua. Parece ser que la relación entre los hermanos era bastante cercana y que el menor (Isaac Bashevis) siempre tuvo como ejemplo a seguir al mayor (Israel Yehoshua); sea como fuere, el primero tuvo mayor repercusión popular, pues llegó a ser Premio Nobel de Literatura. De Israel Yehoshua Singer, la obra más conocida es Los hermanos Askenazi, novela que no encontré en las librerías a las que acudo, con lo que me conformé con la que pasa por ser su segunda obra: La familia Karnowsky.
De momento no estoy notando gran diferencia con la prosa de Isaac Bashevis, tal vez, en La familia Karnowsky se nota una mayor simplicidad: no hay tanto adjetivo ni frases subordinadas. Por supuesto, la temática es exactamente la misma: familias judías de finales del XIX y principios del XX que se adaptan como pueden a la cambiante sociedad centroeuropea en tan agitado periodo para el continente. Ambos hermanos pertenecían a la burguesía judía que se había alejado de la tradición ortodoxa de su religión y habían secularizado sus vidas, manteniendo, eso sí, el yidis como lengua de expresión oral y escrita. Eso supone para mí, ya lo escribí antes, una gran virtud, pues supuso crear una literatura de máxima calidad en una lengua que, desgraciadamente, está en trance de desaparecer que tal vez ocurra en este mismo siglo. Eso, por no hablar del excelente relato de una parte de la sociedad europea, la de los judíos askenazíes, que fue borrada brutalmente del continente como siglos antes lo había sido la de los sefarditas.
La familia Karnowsky narra las vidas de tres generaciones de dicha familia, en las que se aprecia la evolución que sufrió la población judía en Polonia y Alemania en aquellos tiempos. Desde las ganas de alejarse de la ortodoxia por parte del abuelo David e integrarse en un mundo secular moderno, al antisemitismo sufrido por su nieto Yegor, pasando por el triunfo social del padre Georg en la sociedad alemana de principios del siglo XX.