Bettauer fue un periodista y escritor austríaco de origen judío que, aún habiendo renegado de su cultura familiar, acabó siendo asesinado por un seguidor de Hitler el año 25. La ciudad sin judíos es, por tanto, una novela tristemente profética. Refleja la ciudad que le vio nacer, Viena, en la que grandes masas sociales exigen la expulsión de los judíos, estos, parlamentariamente, consiguen una ley ad hoc que logra eliminar toda sangre semita de Austria. Texto escrito el año 22, once años antes de que Hitler llegara al poder.
Y en 1925, como queda dicho, Bettauer sería asesinado... triste previsión de lo que acontecería. Sin embargo, el autor se equivocó en el análisis de los hechos, pues en la novela, tras la expulsión de los judíos, se vive tal declive económico en el país, tal debacle financiera y laboral, que los muy arios austriacos se acaban manifestando para que los judíos vuelvan. Tal vez, tirando de estereotipos, esto hubiera sucedido en una Austria independiente, pero no en una Alemania "zombificada" por la ultramilitarista Prusia que, tras la expulsión de los judíos, llevó a todo el subcontinente a la destrucción sistemática... valga la torticera utilización de rancios estereotipos.
La primera parte de la novela se dedica a presentar personajes judíos perfectamente integrados en la sociedad austriaca que ven con temor y repulsión la creciente ola de antisemitismo que acabará por exigir su expulsión; también están retratados (aunque en menor proporción) aquellos que están a favor de la "desjudeificación" del país, que, principalmente por motivos cortoplacistas y egoístas, buscan hacerse con las propiedades de los semitas.
Desde el punto de vista técnico, el libro es impecable, una prosa rápida pero a la vez suficientemente adjetivada, y un vocabulario rico y variado. Como defecto, en mi humilde opinión, es todo demasiado aséptico, carente de sentimiento alguno, casi como una descripción desapasionada, algo que no resulta verosímil dada la brutal gravedad de los hechos narrados.