Últimamente leo narrativa principalmente, un poco de poesía y poco más. Sin embargo hay algunas formas de ensayo que no suelen ser tan sesudos ni técnicos, sino de ámbito divulgativo. De entre ellos está la de un zoólogo británico de gran fama en su tierra aunque es menos conocido aquí: Gerald Durrell.
No llamaría literatura estrictamente a esto. Son las vivencias personales y profesionales de un tipo que tiene, eso sí, una frescura y un sentido del humor que hacen muy amena su lectura, al menos para todos aquellos que disfrutamos con la compañía de animales. Con anterioridad había leído otro de sus pequeños ensayos así como su Guía del naturalista, todo narrado con ese entretenido estilo propio.
En este pequeño volumen narra sus aventuras y desventuras con la puesta en marcha del Zoo de Jersey que él fundara hacia 1959, así como sus personales ideas sobre el funcionamiento de un zoológico, su modernización y justificación.