Segundo volumen de las novelas del Mundodisco, con los mismos personajes: el mago fracasado Rincewind, el primer turista Dosflores, el mago mandamás Galder Ceravieja... y algunos nuevos como los druidas. Un universo paralelo lleno de disparates, con un humor sarcástico que no deja de ser una burla a la insigne sociedad humana.
A diferencia de otros escritores británicos de novela fantástica o juvenil como el admirado Roald Dahl, Pratchett no tiene un humor negro que cuesta tragar, al menos a los europeos meridionales, es un humor sarcástico pero no morboso, lo cual lo hace más potable para todos. Para mí, este tío es un soplo de aire fresco, una sonrisa sin maldad para combatir la podredumbre.
Esto es, supuestamente, literatura juvenil. Cumple todos sus características: argumentos relativamente lineales, ausencia de sexo, personajes no muy redondos... y, sobre todo, tema fantástico por doquier. Pero si esto ha de leerlo un joven, para que lo disfrute plenamente ha de ser un joven muy leído, si no no se entienden los sarcasmos. Si no se ha leído a Robert E. Howard no se va a entender la parodia de Conan el cimerio en el personaje de Cohen el bárbaro, un anciano de 87 años que tiene que recibir una friega con linimento en la espalda cada vez que entra en combate; o haber leído a Tolkien para entender como Pratchett ridiculiza a todos los personajes míticos. Tal vez pueda compararse con El Quijote parodiando a los Libros de caballería...