En Enero pasado se cumplió el setenta y cinco aniversario de la liberación del Campo de exterminio de Auschwitz. Con fin de rememorar para que nunca se repita un horror semejante (en realidad, cualquiera en la que un grupo de seres humanos se considere superior a otro y decida exterminarlo) se han repuesto multitud de películas sobre el Holocausto (la Shoah, según los judíos), algunas mejores que otras, con muy diferentes presupuestos y distintos enfoques; también se han estrenado algunas cintas. Uno de estos enfoques no muy manidos es la de la solidaridad de aquellos ciudadanos de bien que, horrorizados ante la masacre, trataron de dar una segunda vida a aquellos que habían tenido la fuerza y fortuna de sobrevivir a la barbarie. The Windermere Children narra una historia real sobre setecientos chicos que fueron refugiados en el Distrito de los Lagos de Inglaterra, en un paisaje paradisíaco (teniendo en cuenta el clima predominante en la "pérfida Albión"), la amistad que surgió entre ellos y, en última instancia, la capacidad del ser humano para superar traumas aparentemente insuperables.
Imagen tomada del sitio www.base.com |
La cinta narra de forma eficiente el drama de los chicos (adolescentes en su mayoría) sin caer en sensiblería alguna. La fotografía es excepcional, dados los maravillosos paisajes circundantes; el elenco actoral es más que aceptable, con pocos actores consagrados (Iain Glen, Thomas Kretschmann o Tim McInnerny) y un verosimil grupo de jóvenes promesas de la interpretación polacas y alemanas.
Aunque no hay sensiblerías, es una película dura, como no podía ser de otra forma, los chicos sufren en sus sueños todo tipo de pesadillas que los acosan sin piedad; sin piedad también los acosan otros chicos del pueblo, locales que no aprueban el trato deferente que se da a los supervivientes; y los adultos (judíos o no) que les recuerdan que no tendrán trato de favor alguno por haber sido torturados en campos de exterminio nazis o por haber perdido a toda su familia a tan temprana edad. En este último papel está el actor Iain Glen (el sólido Jorah Mormont de Juego de tronos), como el del entrenador de fútbol que descubre un chico con futuro deportivo.
Imagen tomada del sitio www.newstatesman.com |
En definitiva, una aproximación diferente y original, pero no marginal, al tema del Holocausto; como decía antes, un recordatorio de hasta dónde puede llegar la maldad humana y, por otro lado, la capacidad de regeneración y resiliencia del mismo ser humano.