1 Salmo de Asaf. ¡Qué bueno es Dios para el justo, | Dios para los limpios de corazón! 2 Pero yo por poco doy un mal paso, | casi resbalaron mis pisadas: 3 porque envidiaba a los perversos, | viendo prosperar a los malvados. 4 Para ellos no hay sinsabores, | están sanos y orondos; 5 no pasan las fatigas humanas, | ni sufren como los demás. 6 Por eso su collar es el orgullo, | y los cubre un vestido de violencia; 7 de las carnes les rezuma la maldad, | el corazón les rebosa de malas ideas. 8 Insultan y hablan mal, | y desde lo alto amenazan con la opresión. 9 Su boca se atreve con el cielo. | Y su lengua recorre la tierra. 10 Por eso se sientan en lo alto | y las aguas no los alcanzan. 11 Ellos dicen: «¿Es que Dios lo va a saber, | se va a enterar el Altísimo?». 12 Así son los malvados: | siempre seguros, acumulan riquezas. 13 Y dije: ¿para qué he limpiado yo mi corazón | y he lavado en la inocencia mis manos? 14 ¿Para qué aguanto yo todo el día | y me corrijo cada mañana? 15 Si yo dijera: «Voy a hablar con ellos», | renegaría de la estirpe de tus hijos. 16 Meditaba yo para entenderlo, | porque me resultaba muy difícil. 17 Hasta que entré en el santuario de Dios, | y comprendí el destino de ellos. 18 Es verdad: los pones en el resbaladero, | los precipitas en la ruina. 19 En un momento causan horror, | y acaban consumidos de espanto. 20 Como un sueño al despertar, Señor, | al despertarte desprecias sus sombras. 21 Cuando mi corazón se agriaba | y me punzaba mi interior, 22 yo era un necio y un ignorante, | yo era un animal ante ti. 23 Pero yo siempre estaré contigo, | tú agarrarás mi mano derecha; 24 me guías según tus planes, | y después me recibirás en la gloria. 25 ¿No te tengo a ti en el cielo? | Y contigo, ¿qué me importa la tierra? 26 Se consumen mi corazón y mi carne; | pero Dios es la roca de mi corazón y mi lote perpetuo. 27 Sí: los que se alejan de ti se pierden; | tú destruyes a los que te son infieles. 28 Para mí lo bueno es estar junto a Dios, | hacer del Señor Dios mi refugio, | y contar todas tus acciones | en las puertas de Sión.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
Salmo 73. El enigma de la felicidad de los malvados.
lunes, 31 de agosto de 2020
Conclusiones tras leer "La bendición de la tierra", de Knut Hamsun.
A veces se confunde uno cuando lee a un autor. Las referencias a las que se acude no son siempre las mejores; frecuentemente las editoriales han tergiversado todo, especialmente si el autor ha pasado a mejor vida hace décadas y, por alguna razón, es o ha sido controvertido. Esto me pasó con Hamsun, y lo siento....
jueves, 27 de agosto de 2020
"La bendición de la tierra", de Knut Hamsun.
Quinta novela del Premio Nobel de 1920 que leo. El mismo estilo realista que en las anteriores; rápida prosa, poco adjetivada, descripciones sencillas pero bien pergeñadas, pocos diálogos... Tal vez, el mayor cambio venga del tipo de personajes (en eso coincido con la contraportada de la edición de Bruguera que dice: "es una respuesta a quienes censuraban a Hamsun por retratar personajes moralmente perdidos o pusilánimes"). En El círculo se ha cerrado, por ejemplo, el personaje principal, Brodersen, es un tipo que no hace nada por sobrevivir, simplemente se deja ayudar por sus coetáneos y la suerte que lo mantiene alentando. Ahora, los personajes son fuertes, decididos, tesoneros, aunque tercos y poco sensibles. En La bendición de la tierra, tanto Isak como Inger, personajes centrales, forman una pareja cuasi pétrea de lo inasequibles al desaliento como son. Contra viento y marea, sin ayuda alguna, construyen su hogar en la dura tierra noruega y, año tras año, van prosperando lentamente sin descansar un solo día. La descripción efectiva de Hamsun, parca en adjetivos pero muy certera y la propia dureza de lo narrado, crea la sensación de estar leyendo un pasaje del Génesis, una historia veterotestamentaria que hace de Isak e Inger dos personajes arquetípicos no muy alejados de Adán y Eva.
martes, 25 de agosto de 2020
Inciso cinematográfico: "The Eagle Has Landed", dirigida por John Sturges en 1976.
Siempre digo que las únicas películas bélicas que me gustan son las explícitamente antibelicistas. The Eagle Has Landed no lo es. Sin embargo, tampoco es una patraña militarista para animar a los incautos jóvenes a alistarse y morir por un trapo de colores (sean cuales sean los colores). Es, en realidad, una película espectacular, "hollywoodiense" aunque sea británica, con presupuesto elevado y con un elenco actoral de lo más granado (para esas lides, nunca mejor dicho) de ambos lados del Atlántico.¡Vaya, que no es muy militarista para ser bélica! Tal vez sea porque, rodada en 1976, fresco todavía el desastre de la Guerra de Vietnam, las "únicas" guerras estaban lejos de Occidente y de sus tropas (al menos, nominalmente) como en Eritrea, Guatemala o Rodesia; esto por un lado, por otro, la Segunda Guerra Mundial quedaba ya treinta años atrás y sus barbaries ya empezaban a, si no olvidarse, al menos, enfriarse. Vamos que en 1976, sobre todo en Reino Unido, había cabida para una película como esta, que sin ser verdaderamente militarista, se recreara de un modo un tanto infantil en el honor militar, la belleza de los uniformes (sobre todo de algunos actores uniformados...) y la audacia de la inteligencia militar (oxímoron indiscutible).
Yo, a Dios doy gracias, no sentí tal ardor guerrero ni siquiera desde septiembre de 1991 a septiembre de 1992, cuando tuve que llevar un uniforme de marinero, aunque me quedaba un poco lejos la Primera Comunión. Sin embargo, con cierto rubor, he de admitir que cuando encontré en los "repositorios internáuticos" esta película la bajé con cierto afán, sabiendo que podía pasar por un divertido entretenimiento, siempre y cuando apagara durante dos horas mi crítica psique y disfrutara del pueril ocio de ver adultos jugando a las guerras, con un nivel de verosimilitud y calidad de atrezo, eso sí, de primera categoría.
Imagen tomada del sitio imdb.com
En fin, la película se basa en una novela de Jack Higgins, un autor británico que tuvo gran éxito en los 70 con novelas de thriller y alguna más basada, como la presente, en distopías históricas. El argumento es sencillo pero (al menos, novelísticamente hablando) brillante: la inteligencia militar alemana planea secuestrar a Winston Churchill; para ello, aprovechando que el primer ministro británico irá, presumiblemente, a una pequeña localidad cerca de Norfolk, en la costa oriental inglesa, lanzan a dieciocho paracaidistas alemanes haciéndolos pasar por polacos; a la vez, un irlandés, furibundo antibritánico les espera para darles cobertura y facilitar su llegada. Una vez en suelo británico, todo parece ir bien (esto es otro de los atractivos de la película, que, siendo británica, sea vista desde el punto de vista alemán), pero un hecho casual, la muerte de uno de los soldados al salvar a una niña de las aspas de una noria, provoca que sean descubiertos y precipitan los acontecimientos. el final mantiene la incógnita de una forma francamente brillante, hasta los últimos minutos no se desvela todo, con un giro final que embellece la película.
Lo mejor, aparte del vestuario, el atrezo y la fotografía (los tres excelentes), es el elenco actoral, con actores de primer nivel como Michael Caine en el papel del Coronel Steiner, Donald Sutherland como el irlandés Devlin, Robert Duvall como el Coronel Radl, Donald Pleasence interpretando a Himmler o Anthony Quayle al Almirante Canaris. Son actores extraordinarios para los papeles que han de interpretar: Caine como héroe romántico y rebelde, Sutherland como tipo interesado y pragmático, Duvall como el militar fiel hasta la médula... todos encajan perfectamente y, de hecho, interpretaron otros papeles muy semejantes en otras películas a lo largo de sus carreras.
Imagen tomada del sitio onlyabloodyblog.wordpress.com
En definitiva, una película entretenida, divertida, verosímil, protagonizada por actorazos, si uno consigue aparcar por un momento el hecho de que narra un hecho bélico y que, a diferencia de en la película, los muertos no fueron actores que se levantaron después de rodar la escena.
jueves, 20 de agosto de 2020
Howard Phillips Lovecraft (hoy, 20 de agosto, ciento treinta años de su nacimiento).
Hace ciento treinta años nacía en la pequeña ciudad de Providence, Rhode Island, uno de los grandes renovadores de la narrativa de terror. Tanto renovó este tipo que tuvieron que crear una subcategoría específica para sus relatos (terror cósmico), por sus argumentos en el que distintas criaturas de muy diferentes orígenes (espaciales y temporales) llegaban al planeta Tierra y, con eones de por medio, luchan entre sí, haciendo del ser humano un mero espectador irrelevante. Esto último fue uno de los grandes avances del solitario de Provicence: hasta entonces, toda la narrativa de terror se basaba en criaturas (monstruosas o no, terrenales o no, míticas o no...) que atemorizaban conscientemente a un individuo o grupo de individuos humanos; ahora, Lovecraft desprecia al mono con pantalones y lo sitúa como una criatura sin importancia en la inmensidad del Cosmos.
El propio Lovecraft fue un gran aficionado a los temas cosmológicos y, sin duda favorecido por su ateísmo militante, situó la existencia humana al mismo nivel que la de cualquier anélido que hoza en el barro. Esta deshumanización ahonda en la sensación de desesperanza y desvalimiento que atormentan a los personajes humanos de sus relatos. Los humanos ya no son protagonistas, ahora son meras víctimas colaterales de los enfrentamientos entre criaturas cuasi eternas.
Imagen tomada de Wikimedia Commons.
martes, 18 de agosto de 2020
"El abuelo que saltó por la ventana y se largó", de Jonas Jonasson.
Ya se sabe: época veraniega, lecturas más ligeras... pero igual esta vez me he pasado de ligera... Ya se sabe que la narrativa escandinava en general y sueca en particular ha experimentado un verdadero boom en estos últimos años; especialmente la llamada novela negra o detectivesca. El éxito hizo multimillonario a Stieg Larsson (el de la serie Millenium) y a sus sucesores en la saga (las editoriales son máquinas de hacer dinero a toda costa, tanto en España como en Suecia). A rebufo de Larsson, un puñado de escritores nórdicos más o menos dotados hicieron su agosto... no me extrañaría que algún espabilado hubiera adaptado su apellido a la antroponimia sueca para facilitar las ventas... Lo cierto es que las lenguas escandinavas son pequeñas en número de lectores, nada que ver, por supuesto, con el inglés, pero tampoco con el alemán, el francés, el español o el italiano. Era evidente que las editoriales locales no podían dejarlo pasar. Y, probablemente también a rebufo de ese éxito, otro escritor sueco, esta vez en el ámbito cómico, tuvo un éxito notable; se trata de Jonas Jonasson, del que leo su primer éxito, esta novela:
La novela fue un éxito inmediato de ventas en Suecia y países del entorno en 2009, apuntalándose el éxito con una adaptación cinematográfica (por lo que he podido leer de momento, muy fiel) con el famoso cómico local Robert Gustafsson en 2010. Con esto de la globalización, los éxitos llegan pronto a todas partes, al menos de Europa, y la Editorial Salamandra la público en 2009, y se convirtió en un rotundo éxito, facilitado, como antes dije, por el popular renombre que ha tenido la narrativa escandinava recientemente.
La novela tiene como argumento principal la escapada de un "joven" de cien años, Allan Karlsson, que decide no esperar la tarta de cumpleaños de su centenario y huir de la residencia en la que vive. De ahí en adelante todo son aventuras absolutamente surrealistas que le llevan a huir con cincuenta millones de coronas suecas en una maleta y a contar sus peripecias del pasado, mucho más surrealistas si cabe aún (con participación como secundarios estelares de Franco, Oppenheimer, Stalin, Truman o Churchill). En definitiva, el venerable ancianito vivió una vida intensa como pocas, recorriendo medio mundo y, sin pretenderlo, conociendo a los actores principales del siglo XX.
El tempo de la narración es apresurado, periodístico (el propio Jonasson se ha ganado la vida, al parecer, como periodista la mayor parte de su vida), describiendo las aventuras del centenario como una sucesión de descacharrantes aventuras sin pies ni cabeza (pues el propio Karlsson se presenta como alguien con una inteligencia cercana al retraso mental, pero con una inhibición y falta de reflexión que le lleva a actuar sin temer nunca por el futuro). Es, claro está, una novela cómica, pero de una comicidad atípica, al menos por estas latitudes. Diría que las diferencias culturales entre la Europa escandinava y la mediterránea hace que uno se sorprenda más de una vez con el tipo de humor, pues es un humor muy sutil, rayano en el absurdo y lo surrealista.
Como dije al principio, es una lectura muy ligera... pero muy, muy ligera... No viene mal para salir de Chéjov, aunque el contraste se hace a veces excesivo. La prosa es, como decía, muy rápida, descripciones someras, aunque con pocos diálogos. Es una trama muy ágil que hace que la lectura sea rápida, reforzando lo inverosímil y absurdo del tipo de humor. No está mal, es legible, pero demasiado ligerito...
martes, 11 de agosto de 2020
Engaños del diablo y la muerte. Sabiduría, capítulo 2.
Sab2 1 Razonando equivocadamente se decían: | «Corta y triste es nuestra vida | y el trance final del hombre es irremediable; | no consta de nadie que haya regresado del abismo. 2 Nacimos casualmente | y después seremos como si nunca hubiésemos existido. | Humo es el aliento que respiramos | y el pensamiento, una chispa del corazón que late. 3 Cuando esta se apague, el cuerpo se volverá ceniza | y el espíritu se desvanecerá como aire tenue. 4 Con el tiempo nuestro nombre caerá en el olvido | y nadie se acordará de nuestras obras. | Pasará nuestra vida como rastro de nubes | y como neblina se disipará, | acosada por los rayos del sol | y abatida por su calor. 5 Nuestra vida, una sombra que pasa, | nuestro fin, irreversible: | puesto el sello, nadie retorna. 6 ¡Venid! Disfrutemos de los bienes presentes | y gocemos de lo creado con ardor juvenil. 7 Embriaguémonos de vinos exquisitos y de perfumes, | que no se nos escape ni una flor primaveral. 8 Coronémonos con capullos de rosas antes que se marchiten; 9 que ningún prado escape a nuestras orgías, | dejemos por doquier señales de nuestro gozo, | porque esta es nuestra suerte y nuestra herencia». 10 «Oprimamos al pobre inocente, | no tengamos compasión de la viuda, | ni respetemos las canas venerables del anciano. 11 Sea nuestra fuerza la norma de la justicia, | pues lo débil es evidente que de nada sirve. 12 Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: | se opone a nuestro modo de actuar, | nos reprocha las faltas contra la ley | y nos reprende contra la educación recibida; 13 presume de conocer a Dios | y se llama a sí mismo hijo de Dios. 14 Es un reproche contra nuestros criterios, | su sola presencia nos resulta insoportable. 15 Lleva una vida distinta de todos los demás | y va por caminos diferentes. 16 Nos considera moneda falsa | y nos esquiva como a impuros. | Proclama dichoso el destino de los justos, | y presume de tener por padre a Dios. 17 Veamos si es verdad lo que dice, | comprobando cómo es su muerte. 18 Si el justo es hijo de Dios, él lo auxiliará | y lo librará de las manos de sus enemigos. 19 Lo someteremos a ultrajes y torturas, | para conocer su temple y comprobar su resistencia. 20 Lo condenaremos a muerte ignominiosa, | pues, según dice, Dios lo salvará». 21 Así discurren, pero se equivocan, | pues los ciega su maldad. 22 Desconocen los misterios de Dios, | no esperan el premio de la santidad, | ni creen en la recompensa de una vida intachable. 23 Dios creó al hombre incorruptible | y lo hizo a imagen de su propio ser; 24 mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, | y la experimentan los de su bando.