Me adentro en otra de las grandes obras del siglo XX: Vida y sentido de Grossman.
Siempre me atrajo Vasili Grossman, por ser un escritor ruso, ya conté de mi predilección por Tolstoi, Dostoievsky o Goncharov; por ser de origen judío, será casualidad, pero creo que los escritores europeos de origen judío (no necesariamente practicantes de esa fe) como Primo Levi, Stefan Zweig, Joseph Roth, Sholem Aleijem y tantos otros tienen una visión más interesante y plural de este atormentado continente; y por haber sido escritor en una época especialmente dura para Europa, los años 30, 40 y 50 del pasado siglo. Sin embargo tenía mis reticencias, sobre todo porque había leído que Grossman era un furibundo comunista, cosa que, a mi entender, lo desacreditaba como intelectual, no el ser comunista, sino el tener una fe política que le apartase de la necesaria objetividad que todo pensador ha de cultivar.
Vasili Grossman nació en Berdíchev, hoy Ucrania y en su época parte del Imperio ruso. Berdíchev es una localidad especialmente interesante para entender la historia de Europa en el siglo pasado, era una especie de Toledo del Este, es decir, una pequeña ciudad en la que la población judía era mayoritaria sobre la cristiana. Allí nacieron o vivieron, además de Grossman, personajes fundamentales que continuaron su labor intelectual en otros horizontes más benignos: Sholem Aleijem, el autor del inolvidable Tevye el lechero que luego sería pasado a la gran pantalla como El violinista en el tejado; Joseph Conrad, sí, el mismo Joseph Conrad de maravillosas novelas de aventuras como Lord Jim o Nostromo, aunque hay que puntualizar que Conrad no era judío sino perteneciente a una familia noble polaca; Der Nister, del que ya hablé en otras entradas, autor de La familia Mashber o Sobre una tierra ardiente; y multitud de escritores, actores y directores del Teatro Yiddish. Tristemente, toda esa población y cultura judías fueron borradas por una de las mayores lacras de la humanidad, el antisemitismo, primero de la Rusia zarista, luego de la Rusia comunista (sí, existió antisemitismo en la Unión Soviética, aunque oficialmente no hubiese discriminación, la población seguía creyendo en los viejos estereotipos antijudíos) y posteriormente con el holocausto perpetrado por los nazis.
Grossman no fue practicante del judaísmo, al parecer tampoco su familia (de hecho el llamarse Vasili y no Abraham, Moisés, Yehuda, Jacob... nos indica que su familia no mantenía las tradiciones), no, Grossman no tenía fe judía, como dije antes, tenía fe comunista; en otras novelas suyas, los personajes están tremendamente estereotipados, los comunistas buenos, los otros malos... por eso siempre tuve prevención hacia él. Pero a diferencia de anteriores novelas, en Vida y destino se rompe ese adoctrinamiento, hasta tal punto que Grossman sufrió todo tipo de maltrato por el régimen soviético y la obra en cuestión tuvo que ser sacada clandestinamente del país y publicada en Europa occidental.