viernes, 25 de enero de 2013

Inciso cinematográfico: Alemania, año cero

  Acabo de visionar Alemania, año cero de Roberto Rosellini... estoy impactado. Había oído hablar de la película, por supuesto sé quién era Rosellini y el neorrealismo, pero aún así, la cinta (si se tiene sensibilidad, claro) quita el aliento.
   Es, en mi opinión, una película profundamente antibelicista, lo que ocurre es que estamos acostumbrados a que estas nos narren las barbaridades ocurridas en la guerra, nunca en la posguerra; pues bien, Alemania, año cero trata precisamente de eso, de la destrucción de una sociedad, en este caso la alemana, por la guerra, una sociedad que queda sumida en la miseria material, pero sobre todo en la miseria moral, un país que se ve impelido a salir adelante de cualquier modo, sacrificando lo que sea, y uno de las primeras bajas es la moralidad.
  El personaje principal, Edmund, es un chico de 13 años que trata de sacar a su familia de la pobreza extrema en la que vive; su padre, inválido no puede buscar trabajo; su hermano mayor vive escondido, temeroso de ser enviado a prisión; su hermana es empujada a prostituirse para conseguir un puñado de patatas... En esta situación terrible, aparece un antiguo profesor de Edmund que sobrevive con el trapicheo y que tiene tratos con chicos -se insinúa que es un pederasta-; este antiguo profesor ejerce influencia intelectual sobre Edmund y un día, de forma casi accidental, le dice que no se debe frenar la muerte de los enfermos y  débiles -clara herencia de la teoría eugenésica nazi-. Finalmente, Edmund acaba por envenenar a su padre, lo cual sume  al resto de la familia en la desesperación, el propio chico, acaba suicidándose.
   Narrado con la fría objetividad del neorrealismo, el tema deja el alma en vilo para cualquiera con un poco de inteligencia y sentido común. Los actores no parecen estar especialmente dotados, pero supongo que en aquella época, 1948, no debía ser fácil encontrar grandes estrellas en Alemania, aún así, cumplen con su papel con suficiente verosimilitud. Los paisajes urbanos de un Berlín en ruinas acaba por dar un toque de dureza en una película que todo el mundo debiera ver, especialmente para abominar, una vez más, de la más animalesca de las actividades humanas: la guerra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.