Tenía muchas ganas de leer esta novela, entre otras cosas porque soy muy aficionado a la narrativa rusa con sus prolijas descripciones, tempo lento y personajes complejos y problemáticos... además, había leído en no sé que crítica presentar a Padres e hijos y a su propio autor como lecturas de referencia en el ámbito del nihilismo literario.
Cuando hablo de literatura rusa no puedo evitar citar a uno de mis padres espirituales: León Tolstoi. No tanto en el ámbito literario, aunque disfruté enormemente (nunca mejor aplicado el adverbio dado las longitudes de las obras) con Guerra y paz o Anna Karénina; pero considero mejor filósofo que escritor al gran Tolstoi, he aprendido más cómo comportarme a diario con El reino de Dios está en vosotros o en La muerte de Ivan Illich, pero sobre todo creo haber aprendido a aprovechar la intensa formación católica que recibí en mi infancia, limpiándola de toda clase de mierdas sociales hasta llegar a la pureza del Evangelio (es decir eliminando lo superficial: los "vaticanos", curas pederastas, obispos ansiosos de poder...).
¡Qué decir por otra parte de Fiodor Dostoievsky! Me cuesta mucho recordar otra novela con la que haya disfrutado tanto como con Crimen y castigo, por cierto menuda adaptación cinematográfica la de 1935 con el "todopoderoso" Peter Lorre... Por supuesto tampoco olvidaré los atormentados personajes de Los hermanos Karamazov.
Citaré también a Goncharov y su emblemático Oblómov, personaje abúlico ídolo de las masas de desheredados enfermos de literatura entre los que me cuento.
Bueno, ahora toca Turgueniev...
Me ha pasado muchas veces: espero mucho de una determinada novela y luego cuando la leo, aunque no me acaba de disgustar, no me llena... y viceversa. Tal vez me ocurrió eso con Padres e hijos. En primer lugar, la extensión. Comparada con las de Tolstoi, es casi un relato, como mucho una novela breve. La ambientación de la novela sí es típicamente rusa, concretamente del medio rural. Los personajes, aun estando bien delineados, no tienen la intensidad psicológica de los de Dostoievsky. El argumento principal, el choque generacional; los argumentos secundarios, la evolución social de Rusia o la eliminación de los anacronismos sociales del zarismo son interesantes, pero no acaban de llenarme. ¿Y eso del nihilismo? En efecto, se presenta al personaje principal, Bazárov, como un nihilista convencido que desprecia todo como meras convenciones sociales carentes de sentido y se trata de mostrar al lector cuál ha de ser, supuestamente, la actitud vital de alguien que se tiene por tal; mi crítica en este punto es que todo es demasiado superficial, sí, el personaje es nihilista, pero parece más un chico joven que ha leído algo sobre el tema y le gusta la moda... algo impostado y falso.
Aun así, no acabaré este texto sin recomendar la lectura de Padres e hijos. No es la mejor novela que he leído en los últimos meses, pero sí merece la pena... ¿he encontrado alguna que no mereciera la pena en absoluto?