domingo, 7 de julio de 2013

Fragmento del IX capítulo de mi novela: "Dulce et decorum est pro patria mori"

 
IX LA CARTA


Carta recibida por Grace Banfield el día 23 de abril de 1943.



Para Grace Banfield
7, Hannah Street
CF10 5JA, Butetown, Cardiff


Querida madre:

Hace mucho tiempo que no nos vemos, seguimos con nuestras azarosas vidas, tú en Cardiff, yo en Londres. No es fácil, qué te voy a contar.
Han pasado muchos años desde mi infancia, pero nunca la olvidaré, a pesar de lo duro que fue para todos, creo que ha sido el único tiempo feliz de mi vida. Después todo ha ido cuesta abajo; cierto que conocí personas maravillosas, mi amigo Joseph Nash principalmente; también creí estar enamorado, tenías que haber conocido a Janet, en realidad no es mala, es que ha sufrido mucho... como todos.
Como tú me decías, busqué amigos que me reconfortaran. Ya te hablé de Joseph, mamá, seguro que tú dirías que era un pobre hombre, sin casa ni trabajo fijo, pero si supieras la sabiduría que emanaba, era un gran lector, no solo era sabio, también podía alcanzar el alma humana, conocía lo más profundo de cada ser. Tristemente, la intolerancia se lo llevó hace un tiempo. Me siento solo sin él.
¿Recuerdas en Cardiff cuando me llevabas caramelos al salir del colegio? Te parecerá una tontería, pero no puedo dejar de pensar en aquellos días, tal lejanos, tan felices...
Espero que no te sientas sola después de tanto dolor. Sé que has tratado de rehacer tu vida con otro hombre, espero que no te haga sufrir tanto como aquel. Por mis hermanos no te pregunto, seguro que saldrán adelante, tienen más fuerza o más carácter o son más insensibles que yo, y conseguirán lo que quieren, o al menos sufrirán menos.
No sé tú, madre, pero yo, a mis 36 años siento como si ya hubiera vivido mucho, demasiado. Estoy cansado, madre, cansado de buscar y no encontrar, cansado de tanta incomprensión, cansado de llevar una vida arrastrada, cansado de no tener el cariño que necesito... Creo que no tiene sentido seguir sufriendo.
Mis pensamientos van a ti en estos momentos, probablemente la única persona que me ha querido tal como soy, además de Joseph.
En fin, nada más, mamá. Espero no haberte hecho mucho daño.
Te quiere tu hijo,



William

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