Son indudables las conexiones entre el llamado séptimo arte y la literatura, de hecho creo que son necesarias, especialmente con la dramaturgia. El tan cacareado problema de los guionistas y su supuesta falta de inspiración se rompería inmediatamente si se pasaran al cine cientos o miles de espléndidas obras teatrales que están esperando ser revividas. Ahora que, por desgracia, el teatro sufre tanto abandono por sus miembros más indispensables, los espectadores, se hace necesario reforzar estos vínculos que, al menos, revivirán un arte menor de la actuación, la cinematografía.
En esa manera se puede explicar el gran éxito de crítica y público que está viviendo August, Osage County que en España ha sido traducida simplemente como Agosto. En origen una obra teatral de Tracy Letts (originario, por cierto, de Oklahoma) merecedora del Premio Pulitzer. Ese drama se ha paseado por los mejores teatros de Estados Unidos y Europa cosechando éxito tras éxito; ahora ha sido pasada al cine con un magnífico elenco actoral.
Dicho elenco está encabezado por una inconmensurable Meryl Streep en su papel de tiránica matriarca de la disfuncional familia; seguida por Julia Roberts que está empeñada en demostrarnos que es mejor actriz de lo que creemos y que, además, mejora con los años; un correcto Ewan McGregor, cuyo personaje no tiene, en verdad, mucha enjundia (siendo esta película, como es, una película de mujeres); o personajes secundarios espléndidamente resueltos por actores de larga carrera como Chris Cooper o Margo Martindale. En esta película la fotografía no tiene un papel tan importante, aunque la elección del paisaje y la terrible monotonía de las Grandes llanuras estadounidenses refuerza la sensación de aislamiento de la normalidad, de endogamia brutal que, desde fuera de ese país, solemos atribuir a los estados sureños.
Pero, por encima de todo, lo mejor es el guión. Es, probablemente, una obra teatral perfecta. Tiene un desarrollo de personajes extraordinario, todos, incluso los más secundarios tienen una función clave para mostrarnos los "cotidianos horrores" de esta familia. La capacidad para engancharnos e irnos sorprendiendo paso a paso es sobresaliente, uno va de asombro en asombro ante el desenvolvimiento de la acción.
Todo comienza con la desaparición del anciano padre de una familia en la Oklahoma rural. Las tres hijas acuden a la llamada de la madre ante tal circunstancia; estas llevan vidas alejadas del antiguo nido, pero, como se va descubriendo paso a paso, no han podido dejar atrás la enorme influencia de la madre que, de forma indeleble, ha marcado la existencia de su progenie. El choque de trenes está servido (nunca mejor dicho), pues las comidas se convierten en una batalla campal con terribles bajas (los egos de cada uno).
Una gran película, basada en una gran obra teatral.