En los últimos años he leído todo lo que la editorial Valdemar ha sacado en estas compilaciones de su Club Diógenes. Me gusta mucho porque en un formato pequeño (por tanto cómodo de llevar a cualquier parte, pero también barato) se recopila lo "mejorcito de cada casa" en el subgénero de terror. Este volumen concretamente se ceba en esa pobre gente que fue preservada entre complejos rituales principalmente en el antiguo Egipto, pero también en otras culturas del pasado. Y es que son miles los relatos, algunos espléndidos, otros pasables y la mayoría infumables que se han escrito sobre estos temas, y ahí, precisamente, está la valía de Valdemar, en seleccionar lo más escaso, lo sobresaliente.
Aquí están escritores de la talla de Conan Doyle, Ruyard Kipling, Clark Ashton Smith o contemporáneos como José María Latorre o Pilar Pedraza. Para mí, estos pequeños volúmenes son joyas de por vida que pasarán a formar parte de la biblioteca familiar que se usarán de generación en generación, espero, mejorando, como el vino con el paso del tiempo. Así, Valdemar lucha contra esos prejuicios de los que consideran que ese subgénero narrativo es algo menor, más como mero divertimento que otra cosa.
Como ya se sabe, estos temas "góticos" fueron especialmente cultivados por los escritores anglosajones de finales del XIX y principios del XX, los grandes maestros, que dieron a la literatura universal un inmenso tesoro de novelas y relatos de este subgénero de terror.