Tal vez la forma de narrar de Modiano haya hecho mella en muchos escritores contemporáneos. Esa prosa tan anodina, insinuando más que explicando, con personajes vulgares hasta la náusea, protagonistas sin futuro, viviendo un presente vulgar sin esperar nada del futuro... Puede, incluso, que fuera Kafka de los primeros que creó esos personajes tan insignificantes, luego Camus continuó y en el Nobel Modiano vemos un digno heredero. Así es fácil que el lector común y corriente se vea representado de algún modo en la novela...
Con Modiano, además, hay que leer entre líneas. Le gusta mucho insinuar qué ha pasado en lugar de ponerlo negro sobre blanco. Todo, desde las relaciones entre los personajes hasta las decisiones que estos toman. Así la acción transcurre más insulsamente si cabe. El lector tiene que adivinar que está ocurriendo. En definitiva, a este tío hay que leerlo con mala baba, pensando que no puede ser tan soso como pretende.
En Más allá del olvido, el protagonista es el propio escritor en su extrema juventud, con una vida azarosa no muy lejos de la indigencia, vive un enamoramiento (insinuado, de nuevo, más que explicado) con Jacqueline, una chica que con un amigo, un tal Van Bever, planea huir a Mallorca. El trío pasa a cuarteto con la inclusión de un tipo de mayor edad, Cartaud, al cual roban y extorsionan para conseguir su objetivo. Lo sorprendente es que, así escrito, parece algo sórdido, y sin embargo Modiano consigue darle un tono que no es en absoluto triste o sucio, sino simplemente anodino.