Se es profundamente injusto con el inmenso talento de Enrique Jardiel Poncela cuando se le considera un simple autor de comedias de situación, coyunturales y superficiales; y me temo que es un defecto bastante habitual. No, Jardiel Poncela es mucho más que el autor de "comedietas para pasar el tiempo".
Ayer estuve en el Teatro Calderón, viendo Los habitantes de la casa deshabitada, en principio una obra ligera para pasar unos buenos 90 minutos, olvidándonos así de las preocupaciones cotidianas... y eso mismo se aplica a toda la obra de Jardiel... ya lo dije, una injusticia. La extensa producción teatral de Jardiel Poncela nos pone ante uno de nuestros mayores dramaturgos del siglo XX: creativo, inteligente, brillante... pero también incisivo, irónico, sarcástico. En su obra hay una finísima crítica a la sociedad de su momento, hipocritona y falsa, que basa sus fundamentos en tradiciones impensadas. Jardiel Poncela, en definitiva, nos propone reírnos de nosotros mismos, de nuestras aparentes seguridades que ocultan apenas nuestros miedos, de nuestros orgullos que no pueden tapar nuestras vergüenzas...
Al margen del autor, la puesta en escena en el Teatro Calderón es clásica pero muy acertada y efectista. El elenco actoral está perfecto, encabezado por un Pepe Viyuela colosal que provoca la carcajada al más mínimo gesto y una Paloma Paso Jardiel que demuestra cuán beneficiosa es la mezcla de sangre teatral en una misma familia. Un verdadero acierto.