miércoles, 6 de abril de 2022

"La pátina del tiempo y otros relatos", de Henry James.

  ¡Qué diferencia pasar de Brian Aldiss a Henry James! Vaya, no quiero ser injusto: me gusta mucho la narrativa fantástica y de ciencia ficción; encuentro en ella la huida de la realidad que he buscado desde mi adolescencia; por otra parte, el hecho de que los temas no sean de índole realista no implica carencia de calidad, de hecho, desde el llamado "Romanticismo literario" son pléyade los escritores que cultivan una prosa cuidada y esmerada pero que gustan de esos temas "anómalos". En fin, que leo y seguiré leyendo mientras aliente narrativa fantástica y de ciencia ficción (puede, incluso, que recupere a Aldiss más adelante), lo que quiero decir es que autores como Henry James están a años luz en calidad literaria de esos otros autores más modernos. Henry James es la excelencia en prosa, la calidad inigualada que le saca a uno una sonrisa de admiración mientras van cayendo las páginas. La mismas frases (ladrillos de la prosa)  parecen de naturaleza diferente a la otra literatura; diera la impresión de que el anglo-americano se hubiera propuesto no bajar de las cincuenta palabras por frase, cultivando con primor frases subordinadas y adjetivando hasta la extenuación.
 El pequeño volumen editado por Valdemar en su colección El Club Diógenes (maravillosa colección, por cierto, no sólo por la calidad de lo editado sino porque condensa en pequeño formato de bolsillo -abaratando costes así para el lector que quiere leer y no presumir de biblioteca- lo más excelso de la literatura de terror y fantástica, principalmente) contiene cinco relatos (aunque alguno de ellos podría ser considerado hoy en día novela breve), a cual mejor. La tercera persona es una pequeña joya en la que narra un triángulo amoroso (con sus celos, sus dimes y diretes, enamoramientos y desenamoramientos) entre dos ancianas y el fantasma de la mansión que habitan; es tan entrañable el retrato de las dos señoras y sus sentimientos casi juveniles pero entorpecidos por la avanzada edad, que uno no puede sino enamorarse a su vez de ellas. Todo narrado, claro, con una maestría encomiable, la de un genio de la prosa. La pátina del tiempo, que da nombre al pequeño volumen, narra como a través de un amigo (el narrador) una mujer encarga a una pintora el retrato de su fallecido marido. Lo sorprendente es que no hay imagen previa de él; la pintora tiene que inventarlo. Como características adicionales, ha de tener "pátina del tiempo", cosa que consigue la artista vistiendo al caballero a la moda de decenios atrás y utilizando técnicas para que el cuadro parezca pintado tiempo ha (oscureciéndolo más de lo normal, por ejemplo); pero, además, la pintora se compromete a hacerle "apuesto y vil". La naturaleza de esa vileza es la incógnita de la narración. El resultado será tan extraordinario que tanto la clienta como la artista pelearán por su posesión. En La bestia de la jungla, el relato más largo de todos, todo gira en torno a una sutileza de enamorados: circunloquios durante años para evitar un tema concreto. Aquí, James demuestra su sapiencia para hacer que unos personajes vivan vidas vacías pareciendo que están llenas, llenas, eso sí, de humo.
 Henry James es uno de los mejores escritores de todos los tiempos en describir la psicología y la sensibilidad de sus personajes, así como la evolución en el tiempo de aquéllas. Esto consigue que los personajes sean redondos de una forma que quizá sólo logre igualar Dostoievsky.

Salmo 55.

 1 Al Director. Con instrumentos de cuerda. Poema de David.
 2 Dios mío, escucha mi oración, | no te cierres a mi súplica; 
 3 hazme caso y respóndeme.  Me agitan mis ansiedades, 
 4 me turba la voz del enemigo, | los gritos del malvado. | Descargan sobre mí calamidades | y me atacan con furia.  
 5 Se agita mi corazón, | me sobrecoge un pavor mortal, 
 6 me asalta el temor y el terror, | me cubre el espanto. 
 7 Y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma | para volar y posarme!   8 Emigraría lejos, | habitaría en el desierto. (Pausa) 
 9 esperaría en el que puede salvarme | del huracán y la tormenta».   10 ¡Destrúyelos, Señor, | confunde sus lenguas! | Pues veo en la ciudad violencia y discordia: 
 11 día y noche hacen la ronda sobre sus murallas; | en su recinto, crimen e injusticia; 
 12 dentro de ella, calamidades; | no se apartan de su plaza | la crueldad y el engaño. 
 13 Si mi enemigo me injuriase, | lo aguantaría; | si mi adversario se alzase contra mí, | me escondería de él; 
 14 pero eres tú, mi compañero, | mi amigo y confidente, 
 15 a quien me unía una dulce intimidad: | juntos íbamos entre el bullicio por la casa de Dios. 
 16 ¡Que los sorprenda la muerte, | desciendan vivos al abismo, | pues la maldad habita en ellos! 
 17 Pero yo invoco a Dios, | y el Señor me salva: 
 18 por la tarde, en la mañana, al mediodía, | me quejo gimiendo. | Dios escucha mi voz: 
 19 en paz rescata mi alma | de la guerra que me hacen, | porque son muchos contra mí. 
 20 Dios me escucha, los humilla | el que reina desde siempre. (Pausa)  Porque no quieren enmendarse | ni temen a Dios. 
 21 Levantan la mano contra su aliado, | violando los pactos; 
 22 su boca es más blanda que la manteca, | pero desean la guerra; | sus palabras son más suaves que el aceite, | pero son puñales. 
 23 Encomienda a Dios tus afanes, | que él te sustentará; | no permitirá jamás que el justo caiga. 
 24 Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos | a la fosa profunda. | Los traidores y sanguinarios | no cumplirán ni la mitad de sus años. | Pero yo confío en ti, Señor. 

viernes, 1 de abril de 2022

"Drácula desencadenado", de Brian Aldiss.

  Novela de ciencia ficción con rasgos metaliterarios publicada en 1991; obra menor, sin duda, del autor de la gran trilogía Heliconia. Como su título avanza: "va de vampiros"; pero, claro, para alguien como Aldiss, que disfrutaba jugando con las posibilidades del futuro y el pasado la cosa tenía que ser más compleja. Lo de "metaliteratura" viene porque, además de tomar prestado el personaje de Drácula, Aldiss introduce en su novela, como un personaje más, a Bram Stoker, su creador. En todo caso, reconozco que la calidad de esta novela es, como mucho, regular; tuve la suerte o la desgracia, no sé, de comenzar a leer al inglés por la que parece ser su obra cumbre, de una originalidad extraordinaria, sin casi defectos, que para mí es, ya lo dije, la trilogía de Heliconia. En esa trilogía, Brian Aldiss pergeña un mundo lejano poblado por extrañas criaturas, los "phagors", además de los humanos. El cuidado que puso el autor inglés en esas novelas le llevó incluso a detallar de forma minuciosa el clima del planeta en función de que orbitara más o menos cerca a dos soles. Esa evolución astronómica condiciona la vida de esas razas haciendo que una u otra domine alternativamente. Además, los personajes individuales van cambiando según pasan las generaciones. Todo ello crea tres novelas extraordinarias, la verdad.
 Drácula desencadenado no tiene esa calidad, lamentablemente. Vaya por delante que, parece ser, Aldiss repite personaje de una novela anterior, Frankenstein desencadenado (novela que yo no he leído), es Joe Bodenland, un científico metido a empresario que será el centro de la novela en cuestión junto con Stoker.
 El argumento, grosso modo, es el siguiente: el tal Bodenland, científico e inventor, ha desarrollado una máquina extraordinaria (una "eliminadora inercial") que pretende servir para eliminar los residuos tóxicos que genera la sociedad mandándolos a otra época. Sí, es, con otro nombre, una máquina del tiempo. Lo cierto es que, de forma accidental, descubren un tren fantasmal al que, gracias a la máquina de marras, consiguen subirse. El tren es, nada menos, que otra máquina del tiempo usada por no-muertos (voladores o vampiros) que lo usan para apoderarse de la humanidad, ¡ahí es nada! Bueno, pues con ese estrambótico principio comienza la novela. Claro, el bueno de Bodenland tiene que salvar a la humanidad sí o sí, y para ello se propone viajar en el tiempo a la Inglaterra victoriana en busca de Bram Stoker, que, en última instancia, le ayudará a derrotar a Drácula y sus esbirros.

 Ese es, por encima, el argumento. Sí, es un poco rarito, la verdad, y el resultado final no es muy positivo... No me ha gustado la novela porque las constantes analepsis (necesarias, si están dando saltos en el tiempo del presente a la época victoriana y al año 2599) y la flojedad del argumento dan una estructura deslavazada. Hay momentos, incluso, que resulta inverosímil de forma irrisoria, casi pueril, algo muy peligroso en la narrativa de ciencia ficción, que, en el peor de los casos, da la impresión de que lo hubiera escrito un adolescente. ¡Hombre, este no es el caso de Drácula desencadenado! Pero, en cualquier caso, es una novela floja, le falta cuerpo, volumen... algo que sobraba en la trilogía Heliconia.

martes, 29 de marzo de 2022

Inciso musical: "Spiegel im Spiegel", de Arvo Pärt.

  En la zafia época que nos ha tocado vivir, con pandemias aprovechadas por gobiernos para instaurar dictaduras de facto, guerras propias de otros siglos, corrupción política generalizada, abuso del poder en todos los estamentos sociales, materialismo deshumanizado e inmisericorde... poder sentir la música de Arvo Pärt, su extremada sensibilidad, su espiritualidad es una cura balsámica para la afligida alma.
Imagen tomada del sitio www.elmundo.es
 Dice el propio Pärt, que su música es como luz que atraviesa un prisma y se descompone en todo el espectro, pero es la palabra "tintinnabuli" la que más ha calado entre sus rendidos admiradores. En esa música "tintinabular" hay dos voces: la primera (en el caso de Spiegel im Spiegel, el piano) toca tres notas en arpegio, como una suerte de bajo continuo; la otra (viola o violín), sube y baja por la escala diatónica; todo ello con un tempo lento. El resultado es una obra sencilla (no en vano se clasifica como minimalista) pero de una belleza apabullante, conmovedora hasta la lágrima (para todos los que tenemos sensibilidad, claro).
Imagen tomada del sitio www.stretta-music.com
 La espiritualidad cristiana (en el caso del músico estonio, ortodoxa oriental) marca toda su obra, aportando la espiritualidad que combate al maldito materialismo que anega a nuestra sociedad. Escuchar Spiegel im Spiegel es sumergirse de lleno en la contemplación que sólo un eremita puede alcanzar; un ejercicio de meditación que cauteriza las heridas del alma.

lunes, 28 de marzo de 2022

"El libro de las tierras vírgenes", de Rudyard Kipling.

  Paradigma de la llamada "literatura juvenil de aventuras". Uno de los autores (junto con Verne, Salgari, Stevenson o Conrad) con la que varias generaciones de niños nos aficionamos a la lectura (y supongo que a la evasión intelectual, habida cuenta de que lo leíamos niños europeos de ciudad y, en su mayoría, son relatos y novelas ambientados en lugares exóticos y lejanos). ¡Qué decir de Kipling! Autor universalmente admirado, cuyas obras más famosas son La litera fantástica, El hombre que pudo reinar, Kim o El libro de la selva. Este último es el contenido en El libro de las tierras vírgenes, junto con otros relatos ambientados en otros parajes lejanos. No tengo muy claro por qué compré este libro cuando lo vi en el anaquel de la librería; supongo que por recuerdo de mi adolescencia (no creo poder decir añoranza), pero lo cierto es que aquí está. 
 El libro de la selva tuvo un éxito tremendo para varias generaciones, ya se sabe. La película de dibujos animados de la factoría Disney facilitó su llegada a los más pequeños que, andando el tiempo, podían leer la fuente original. Porque la prosa de Kipling es sencilla, rápida y sin complicaciones; los personajes están muy estereotipados, son héroes llenos de virtudes o antihéroes preñados de defectos; los protagonistas (por excelencia, Mowgli) son jóvenes en formación de sus caracteres; las relaciones que establecen son muy autoritarias, aunque se promueve la lealtad, la amistad y el sacrificio en aras de la comunidad; muchos personajes son animales que están revestidos de atributos humanos (piensan y hablan)... vamos que es la lectura ideal para un adolescente... Sin embargo, se puede hacer un análisis un poco más profundo de Kipling que evidencia una misantropía feroz: las sociedades animales tienen las virtudes de las que carecen las humanas, si se habla de éstas es con finalidad despectiva, y en algunos casos se explicita verbalmente, como cuando en La foca blanca (relato ambientado en Alaska y del cual son protagonistas focas, morsas y otros mamíferos marinos) dice: "Luchaban sobre los rompientes, luchaban en la arena y hasta sobre las desgastadas rocas de basalto donde tenían sus viveros: eran tan estúpidos y poco complacientes como si fueran hombres". Cabría preguntarse qué dañinas experiencias habría tenido Rudyard Kipling para abominar así de su propia especie.
 En otros relatos se aprecia una espiritualidad orientalizante, la propia de un occidental deslumbrado por la religiosidad de la India, algo no infrecuente en otros autores de la época, por ejemplo en Hermann Hesse. Esto es especialmente notable en El milagro de Purun Baghat, que narra la vida de un santón hindú, ejemplo de humildad y desapego terrenal.
 Todos los relatos son precedidos y seguidos por poemas un tanto anacrónicos e incluso simplones, si se me permite descalificarlos así, relacionados con el tema del texto. Me atrevo a decir que son simplones tanto en la forma, poemas regulares con rima consonante, como en el tema, un tanto infantiles. Claro está que la traducción (en mi opinión no existe, no puede existir, la buena traducción en poesía) puede tener mucho que ver. Por cierto, a cuenta de la traducción: la versión que Alianza editorial ha reeditado lleva la traducción del famoso Ramón Domènech Perés i Perés, ínclito traductor al castellano de las obras de Kipling y otros de los autores que citaba al comenzar esta entrada. El tal Perés, escritor catalán nacido en Cuba cuando la isla era española, es responsable de traducciones que todos tomaríamos hoy por canónicas más que nada porque con ellas hemos echado los dientes, pero en la actualidad no pueden ser más anacrónicas. En este sentido, leer constantemente los verbos pronominales en la forma antigua ("oyole", "despertose", "desperezose"...) acaba por agotar y dar sensación de estar leyendo un incunable.
 En fin, lectura juvenil sin duda, pero llena de eso que ahora se dice "valores" como la amistad sin fisuras y la colaboración desinteresadas; eso sí, como antes decía, pergeña un mundo jerarquizado e incluso autoritario, por lo que no es de extrañar que Kipling fuera autor de culto del Movimiento scout, que aunaba esa jerarquización cuasi militar con la admiración embelesada de la naturaleza.

lunes, 21 de marzo de 2022

"El esclavo", de Isaac Bashevis Singer.

  Una extraordinaria novela, con la excelsa calidad literaria con la que acostumbraba a escribir el Premio Nobel de literatura de 1978. Siempre suelo decir que leer a Singer es redescubrir una cultura europea que fue borrada del mapa (al menos del europeo, aunque subsista en Israel o en Estados Unidos) a golpe de asesinatos, pogromos y holocaustos. Me refiero, claro está, a la cultura judía asquenazí, que compartió suelo con las culturas rusa, polaca o alemana, que sufrió la intolerancia de lo peor de estas últimas (sus representantes políticos, sociales y militares) hasta dejar Europa central y del Este mucho más empobrecidas cultural y humanamente hablando. (Para ser honesto he de recordar que las culturas española y portuguesa habían hecho otro tanto en el siglo XV al extirpar de su seno a la cultura sefardí, quedando mucho más pobres y monocromáticas). Aunque, evidentemente, el asesinato de millones de seres humanos sea siempre mucho más traumático e inaceptable que la pérdida cultural que conlleva.
 Bien, aparte de la remembranza de aquella cultura, leer a Singer también es un ejercicio de pureza lectora, de rendición ante la erudición palmaria. La prosa de Isaac Bashevis Singer es esmerada, cuidada, lenta, adjetivada, pero no pesada ni rebuscada; es, en muchos aspectos, semejante a la de Charles Dickens, aunque la producción de ambos escritores esté separada por más de un siglo.
 Argumento: narra la vida de Jacob, un judío en la Polonia del siglo XVI; un hombre erudito de la altea de Josefov, estudioso de la Torá y el Talmud que pasa sus días en la estricta observancia de la ley mosaica. El pueblo de Josefov es arrasado por cosacos, la mayor parte de sus habitantes asesinados y el propio Jacob vendido como esclavo a un campesino, Jan Bzik, en la otra punta de Polonia. Allí comienza la segunda fase de la vida de Jacob: de ser un hombre cultivado y absorto en disquisiciones teológicas pasa a ser un mísero pastor sin sueldo ocupándose del ganado en una aldea de alta montaña. En la aldea se enamorará de la hija de su propietario, Wanda, la cual, a su vez, perderá el norte por el judío. Tras mucho resistirse por los prejuicios religiosos de un judío para los cristianos, acaba por rendirse a la atracción física de la campesina. Cuando esta nueva vida parece estable, se produce un nuevo vuelco en la vida de Jacob: unos judíos llegan a la aldea de alta montaña y lo compran pare reestablecerlo a su vida anterior, en un rico asentamiento judío en el que pueda volver a desempeñarse como teólogo y estudioso de los libros sagrados. Parece una vuelta a la vida a la que estaba predestinado, pero Jacob no puede olvidar a su campesina, intuyendo, además, que estará encinta de un hijo suyo. Ni corto ni perezoso, Jacob huye de esta vida acomodada pare volver a la aldea montañesa, allí se une a Wanda y ambos huyen hacia otro lugar de Polonia; entrarán en una aldea judía y tratarán de llevar una vida corriente, como una pareja judía, para lo que Wanda será rebautizada como Sara y fingirá ser sordomuda para disimular su desconocimiento de la lengua yidis. La fortuna no puede terminar de sonreír para la pareja y Sara (Wanda) muere en el parto, tras terribles dolores y habiendo hablado y gritado en polaco, dejando así en evidencia su origen gentil. Jacob, devastado, huye del pueblo y emigra a Tierra Santa, donde el hijo de Wanda, Benjamín, llegará a ser rabino. La novela termina con la vuelta de Jacob a tierras polacas veinte años más tarde, donde acabará muriendo y siendo enterrado junto a su amada Sara.
 Todos esos vaivenes tiene la novela, pero están tan bien narrados que no se hacen inverosímiles en absoluto, antes al contrario: se esperan esos bruscos giros argumentales como algo natural en la barbarie de la época. El preciosismo de la prosa de Singer engancha de una manera que sólo un lector acostumbrado al "caviar Beluga literario" puede comprender.

 Los personajes, con sus evoluciones, son absolutamente redondos, creíbles, tangibles casi. Me atrevo a decir que Isaac Bashevis Singer es uno de los mejores creadores de personajes precisamente por la minuciosa descripción que hace de su psique, de su personalidad, de sus vicisitudes vitales. Jacob en El esclavo no desmerece a Raskolnikoff en Crimen y castigo, las tribulaciones de ambos son sentidas por el lector como si él mismo las sufriera. Pero no ya los personajes principales, algunos secundarios que apenas son delineados por Singer contribuyen a dar empaque a la novela. A mí me ha entusiasmado el barquero del Vístula, una suerte de Diógenes de Sinope a orillas de dicho río, que, como si a la escuela cínica perteneciera afirma: "una cosa he aprendido en mi vida: no tomar afecto a nada. Tú posees una vaca o un caballo, y te conviertes en su esclavo. Te casas, y eres el esclavo de tu mujer, de tus bastardos y de su madre". Ese personaje da una nueva interpretación al título de la novela, aplicando ese término, "esclavo", no sólo a Jacob sino a todo el género humano, que, por vivir en el mundo, tiene que someterse a todas sus servidumbres.

domingo, 13 de marzo de 2022

"Education", by Gilbert Keith Chesterton.

 

Image taken from Wikimedia Commons


 Without education we are in a horrible and deadly danger of taking educated people seriously.
                                                              G. K. Chesterton

"El asombroso Mauricio y sus roedores sabios", de Terry Pratchett.

  Teóricamente, esta novela es la vigésimo octava entrega de la saga del Mundodisco, pero lo cierto es que no pertenece a ningún "hilo argumental" en los que se distribuyen todas. Así, en otras novelas, los personajes se repiten, teniendo aventuras nuevas aunque sus caracteres sean los mismos, claro. Hay varios hilos argumentales: de Rincewind y los magos, de la Muerte, de las Brujas, de la Guardia de la Ciudad... Sin embargo, en El asombroso Mauricio y sus roedores sabios no hay un solo personaje que se repita de los anteriores; de hecho, la única razón por la que se podría englobar dentro del Mundodisco es porque su acción transcurre en una localidad de Überwald (ese país un tanto tenebroso lleno de hombres-lobo, vampiros y demás criaturas peculiares y que, será casualidad, no sé, se parece mucho, pero mucho mucho a Alemania). Otra diferencia, esta vez menor, es que la novela está estructurada en doce capítulos bien definidos, la primera vez que aparece en el Mundodisco, en los que todo el texto se lee de corrido con breves pausas entre párrafos. Lo que sí es común a la saga del Mundodisco y a toda la narrativa de Terry Pratchett es la fina ironía que destila la novela y la sátira que recae sobre los personajes que, en realidad, son remedos de personajes reales de nuestra sociedad.
 El argumento es una vuelta de tuerca al cuento popular El flautista de Hamelín, pero pasado por el genio de Pratchett. Ahora el protagonista es Mauricio, un gato común y corriente si no fuera porque puede pensar y hablar como un humano (y con los humanos, claro). El minino en cuestión alcanzó tan humana propiedad por comer algo (en la novela se acaba sabiendo al final) junto a la basura de la Universidad Invisible; la basura de ese inefable centro de investigación sobre la magia no podía dejar de tener cualidades mágicas, al menos residuales, en cantidad suficiente como para dar inteligencia a un gato. Mauricio viaja con un grupo de ratas que tiene su misma habilidad y que la consiguió de la misma manera, así como con un chico no muy espabilado (en apariencia) que ejerce de flautista oficial del grupo. Como allí todo el mundo es inteligente (el humano, el que menos) están conchabados para ganarse la vida engañando a la gente: van de pueblo en pueblo, las ratas entran primero, crean toda clase de problemas y, cuando los vecinos están que no pueden más, aparece como quien no quiere la cosa Mauricio y su chico, ofreciéndose para deshacerse de las ratas por una módica tarifa. Pero ahora llegan al pueblo de Mal-Baden, donde hay un par de cazadores de ratas que parecen tener el asunto controlado, aunque la población es terriblemente pobre. Allí conocerán a Malicia, hija del alcalde, que tiene una imaginación desbordante fruto de haber leído multitud de cuentos infantiles, muchos de ellos escritas por las hermanas Grima (evidente remedo de los hermanos Grimm), abuela y tía abuela de la chica en cuestión.

 En la contraportada de la edición de Penguin Random House, su amigo y también escritor de fantasía Neil Gaiman dice que es la "obra maestra de Pratchett". Bueno, es evidente que la amistad de décadas que unió a Gaiman y Pratchett y de la cual nos beneficiamos sus lectores resta importancia a ese piropo. Porque, al menos para mí, esta novela es una de las más flojas de la serie del Mundodisco. A ver, no quiero ser injusto, es una apreciación personal, la novela tiene muchas virtudes "pratchettianas": esa ironía fina de la que hablaba antes, la sátira de la sociedad humana, la capacidad de dar la vuelta a algo tan conocido como un cuento de los hermanos Grimm y adaptarlo así al público adulto... pero le falta la complejidad que se aprecia en otras novelas. Aquí, por ejemplo, Pratchett no utiliza un recurso narrativo muy común que consiste en relatar dos historias, en un principio separadas, pero que a medida que avanza la novela se acaban por unir, como se entreteje un tejido. Eso aporta complejidad e interés a cualquier novela. En El asombroso Mauricio y sus roedores sabios es más lineal, incluso más previsible, si se me apura más infantil... Las descripciones psicológicas de los personajes de Pratchett suelen tener un filo cortante como una navaja, tanto que los chicos jóvenes no suelen entenderlo, aquí, sin embargo, es de un humor más blanco, menos punzante. Con todo, la magia de Terry Pratchett sigue haciendo de la lectura de sus novelas un placer terrenal que, francamente, no tiene parangón.

lunes, 7 de marzo de 2022