miércoles, 6 de abril de 2022

Salmo 55.

 1 Al Director. Con instrumentos de cuerda. Poema de David.
 2 Dios mío, escucha mi oración, | no te cierres a mi súplica; 
 3 hazme caso y respóndeme.  Me agitan mis ansiedades, 
 4 me turba la voz del enemigo, | los gritos del malvado. | Descargan sobre mí calamidades | y me atacan con furia.  
 5 Se agita mi corazón, | me sobrecoge un pavor mortal, 
 6 me asalta el temor y el terror, | me cubre el espanto. 
 7 Y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma | para volar y posarme!   8 Emigraría lejos, | habitaría en el desierto. (Pausa) 
 9 esperaría en el que puede salvarme | del huracán y la tormenta».   10 ¡Destrúyelos, Señor, | confunde sus lenguas! | Pues veo en la ciudad violencia y discordia: 
 11 día y noche hacen la ronda sobre sus murallas; | en su recinto, crimen e injusticia; 
 12 dentro de ella, calamidades; | no se apartan de su plaza | la crueldad y el engaño. 
 13 Si mi enemigo me injuriase, | lo aguantaría; | si mi adversario se alzase contra mí, | me escondería de él; 
 14 pero eres tú, mi compañero, | mi amigo y confidente, 
 15 a quien me unía una dulce intimidad: | juntos íbamos entre el bullicio por la casa de Dios. 
 16 ¡Que los sorprenda la muerte, | desciendan vivos al abismo, | pues la maldad habita en ellos! 
 17 Pero yo invoco a Dios, | y el Señor me salva: 
 18 por la tarde, en la mañana, al mediodía, | me quejo gimiendo. | Dios escucha mi voz: 
 19 en paz rescata mi alma | de la guerra que me hacen, | porque son muchos contra mí. 
 20 Dios me escucha, los humilla | el que reina desde siempre. (Pausa)  Porque no quieren enmendarse | ni temen a Dios. 
 21 Levantan la mano contra su aliado, | violando los pactos; 
 22 su boca es más blanda que la manteca, | pero desean la guerra; | sus palabras son más suaves que el aceite, | pero son puñales. 
 23 Encomienda a Dios tus afanes, | que él te sustentará; | no permitirá jamás que el justo caiga. 
 24 Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos | a la fosa profunda. | Los traidores y sanguinarios | no cumplirán ni la mitad de sus años. | Pero yo confío en ti, Señor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.