Para haber leído tanta narrativa de ciencia ficción y fantasía como un servidor ha leído a lo largo de más de cinco décadas de vida, reconozco haber leído muy poco de uno de sus grandes genios: Isaac Asimov. Bueno, para empezar he de corregirme y separar las dos narrativas que antes he mezclado en un cajón de sastre: una cosa es la narrativa de ciencia ficción y otra la de fantasía. En muchas librerías suele juntarse en los mismos anaqueles y, hay que apuntar, que algunos (muy pocos) escritores participan de los dos tipos; pero habitualmente lo son de un tipo o del otro. La expresión "ciencia ficción" es, en primer lugar, una mala traducción de la expresión anglosajona science fiction, que debiera traducirse por "ficción científica", y que ya, en sí misma, explica que narra sociedades imaginadas (ficticias) que tienen un nivel científico muy avanzado. Nada que ver, por tanto, con la narrativa fantástica que pergeña sociedades e individuos irreales y extraordinarios sin que aparezcan avances científicos por ningún lado. Narradores de ciencia ficción son, claro, Julio Verne, H.G. Wells, los hermanos Strugatski o Asimov; escritores de narrativa fantástica son Poe, Stoker, Tolkien o Pratchett. Luego está la diferencia un tanto torticera de la "ciencia ficción dura" o "blanda" que, en realidad, viene a decir que la primera es más o menos verosímil, mientras que la segunda no hay quien la entienda, vamos, dicho de otro modo, que la ciencia ficción dura es la escrita por gente con conocimientos científicos suficientes como para no hacer el ridículo y la otra es la de los demás...
Isaac Asimov es, por tanto, uno de los referentes de esa "narrativa de ciencia ficción dura", con una creatividad extraordinaria pero que no está desencaminada de los avances científicos de su momento. Análogamente a Julio Verne, que anticipó inventos y descubrimientos por unas pocos decenios, Asimov pergeña sociedades en las que la informática y la robótica dominan la existencia humana (en algunos relatos, dominan "a" la existencia humana) con una verosimilitud indiscutible. De hecho, su famoso "Multivac", un potente ordenador que rige la vida de los hombres del futuro y que aparece en varios textos, tiene mucho que ver con la famosa internet que ha cambiado nuestras vidas en los últimos años. Fue, pues, un visionario del futuro en su momento, un soñador del futuro con los pies muy en la Tierra. Pero la prosa de Asimov no desmerece nada de sus argumentos: es una narrativa cuidadosa y pulcra, respetuosa con todas y cada una de las normas ortográficas y con un vocabulario rico y variado.
Ya como preferencia personal, creo que el relato es el formato más adecuado para la ciencia ficción, mucho más que la novela. La extensión de un texto que se lee en menos de media hora permite combinar una creatividad tan imaginativa como la de la ficción científica con esa calidad literaria sin que se haga pesado o tedioso, mucho mejor que la novela que puede llegar a hacer demasiado engorrosa la descripción de los avances científicos en cuestión.
De los distintos cuentos, algunos son extraordinarios, como Los buitres bondadosos, relato de extraterrestres pero narrado desde el otro lado, el de los alienígenas que invaden la Tierra y se encuentran con ese "primate grande" que no parece totalmente inteligente; en El niño feo se fantasea con un invento científico capaz de traer a distintos individuos del pasado al presente, entre ellos un niño neanderthal, generando todo tipo de reacciones, desde la repulsión hasta la conmiseración; Huésped es un inteligentísimo relato sobre criaturas extraterrestres mezcladas con los humanos, de una forma que nadie más lo ha imaginado: como responsables de su inteligencia; en Sufragio universal imagina una sociedad del futuro cercano en que los dirigentes de un país son elegidos concienzudamente por la famosa "Multivac" entre todos los ciudadanos de a pie... y así muchos más.