viernes, 22 de febrero de 2013

Bucle temporal

  En la conocida sala de espera, F se concentraba en la lectura mientras esperaba que llamaran a su mujer. Todo rutinario, todo esperable. De pronto, en una consulta cercana oyó mentar su propio nombre: "FLM", ¿estaría equivocado? "¡FLM!" Más fuerte resonó su nombre. No podía ser, sus apellidos eran infrecuentes, ¿cómo iba a haber otro tipo llamado igual? Resonó más fuerte aún la llamada: "¡FLM!" F no lo dudó más, se levantó, dio los cinco o seis pasos que le separaban de la enfermera y, cuando estaba a punto de preguntar, oyó una voz conocida: "sí, soy yo". Automáticamente, F se volvió hacia la voz... Lo que habría de ver le helaría el corazón: él mismo estaba allí, sentado, más envejecido, demacrado, calvo... pero era él. Solo pudo ser testigo de la breve conversación de su otro yo con la enfermera, "pase, ahora le damos los resultados de oncología". ¡No puede ser! ¿Estaré soñando? Fue a recepción, tembloroso, con la citación en la mano. "Perdone señorita, ¿dónde es esto?" La chica de recepción miraba con sobresalto al papel y al paciente. "Señor, esta cita suya es para dentro de cinco años... pero... no puede ser, en el ordenador me pone que ya ha entrado usted a consulta".
 

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