La adaptación al cine del homónimo cómic, transliteración, a su vez, de la vida de Harvey Pekar.
En mi opinión, en lo que se refiere a fidelidad a la obra literaria, la película es espléndida, valga la redundancia. Nos muestra la vida de Pekar, su vida gris hasta la náusea en un barrio obrero de la no precisamente glamurosa ciudad de Cleveland, su trabajo sin futuro, y su pésima vida amorosa, todo complicado por un carácter huraño e inestable.
La elección de los actores es también apropiada, por el físico y por la identificación con los personajes. Obviamente ha sido rodada en Cleveland y en los mismos barrios desfavorecidos que aparecen en las novelas gráficas.
La pregunta clave es: ¿por qué nos atrae tanto la vida de un perdedor, amargado y olvidado? En mi opinión, es por el contrapunto absoluto a los super-héroes. La razón por la que nunca me gustaron los cómics de la factoría Marvel es porque todo eran super-héroes inverosímiles, irreales, frecuentemente con argumentos sencillísimos, pueriles. American Splendor pertenece a esas novelas gráficas para adultos que reflejan vidas normales y corrientes, pero también con argumentos más complejos, más interesantes. Marvel es la responsable del descrédito del cómic, descrédito del que se va liberando, porque todo era demasiado infantil, para adolescentes granujientos con pésima vida social en su colegio o instituto; en contraposición, el cómic actual, con europeos como Vittorio Giardino, Jacques Tardi; americanos como Harvey Pekar o Art Spiegelman han elevado la novela gráfica a las categorías más altas de la literatura.
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