De nuevo he de estar agradecido a la Editorial Valdemar, esta vez por haber conocido a uno de los pintores contemporáneos más interesantes y turbadores de cuantos han alcanzado fama mundial: Zdzislaw Beksinki.
En las portadas de esas obras editadas por Valdemar nos encontramos esos dibujos angustiosos, brillantemente horribles y muy apropiados al tema contenido en sus colecciones. Rebuscando en los "océanos internáuticos" se encuentra la información sobre su autor: un polaco recientemente fallecido de formación oficial (arquitectura) que merced a una gran imaginación y a un sorprendente dominio de la técnica clásica, parece que casi todo está pintado al óleo, consigue unos resultados que a nadie dejan indiferente.
La temática, a la vista está, fue encuadrado en el "realismo fantástico" con muy frecuentes alusiones a la muerte y a una existencia atribulada, con aspecto pesadillesco.
Algunas obras presentan una notable semejanzas con las más aclamadas de El Bosco, con un detallismo extremo y un claro origen onírico.
El propio Beksinki no dudó en clasificar su trabajo con un término muy usado, y abusado, hoy en día: "gótico". De modo que se presta a ser la perfecta ilustración de esas novelas de terror que tanto nos gustan.
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