No cabe duda, la editorial Valdemar se lleva la palma a la hora de los libros que he comprado en los últimos dos o tres años. Ahora me toca este:
No me cansaré de elogiar la labor de esta gente. Representan la verdadera labor cultural que tiene una editorial: facilitar el acceso a la lectura a miles de personas, con excelentes traducciones y ediciones de autores, muchos de los cuales estaban inéditos en nuestro país. Frente a ellos, también en el mundillo editorial, están aquellas macroempresas que pretenden una situación casi monopolística y que se dedican a publicar lo que saben a ciencia cierta que será negocio, independientemente de que "el producto" tenga calidad o no.
Las recopilaciones en concreto tienen la virtud de mostrar al lector a un puñado de excelentes escritores y siempre, incluso para los que somos grandes lectores, hay alguno que desconocíamos, con lo cual conseguimos ampliar nuestro ya vasto horizonte literario.
Este volumen se inicia, tras la presentación y algunos poemas, con un relato escrito a medias entre Barlow y Lovecraft, quizás un relato menor del gran "solitario de Providence", pero sus líneas maestras se adivinan de principio a fin. Como en otras recopilaciones de Valdemar, encontramos autores contemporáneos junto a los grandes maestros (principalmente los escritores anglosajones del XIX), con lo cual se cumple esa función de la que antes hablaba.
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