En los personajes principales de mis dos novelas encuentro evidentes rasgos autobiográficos que me definen... no es de extrañar.
Sin embargo, ahora, releyéndolas, me sorprende que el final de ambos, la muerte, tenga características de expiación de culpas ajenas: la violación de la madre y la muerte de su pareja en el caso del noruego y el desamor y la pobreza extrema en la del galés. Ambos son víctimas de otros: de sus padres, de la sociedad... pero también de sí mismos, de sus incapacidades para afrontar la rudeza de la vida, para amortiguar, aunque sea temporalmente, su hipersensibilidad emocional.
Ambos llegan al fatal desenlace como a una penitencia extrema que los libere del sufrimiento vital en una clara muestra de inadaptación a la realidad... ¿mera coincidencia?
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