En nuestro país, las aventuras de Spirou y Fantasio llegaron muy tarde, probablemente pasados los años setenta, al menos yo tengo recuerdos borrosos de comprar un tebeo de Spirou en Suiza en unas vacaciones estivales a mediados de aquella década y sorprenderme por la calidad de la historia y de los personajes. Nada que ver con el año en el que salió en Bélgica y Francia la primera historieta, nada menos que en 1938, primero con su creador, Rob-Vel, y luego por excelentes continuadores como André Franquin, Jean-Claude Fournier o Tome y Janry. Sin embargo, El botones de verde caqui es reciente, mucho, y han tirado de dos grandes para su producción: el dibujante Olivier Schwartz y el guionista Yann.
Esta vez el contenido es mucho más adulto, siguen los dos personajes clásicos, el irreductible botones Spirou y el ingenioso inventor Fantasio, pero ahora su icónica ciudad, Bruselas, está bajo la bota nazi, por lo cual nuestros protagonistas han pasado de ser unos atolondrados aventureros a unos comprometidos resistentes a la ocupación. La violencia -relativamente suavizada- de la historia y la verosimilitud histórica hacen de esta nueva entrega un producto para adultos, muy diferente del juvenil público anteriormente buscado.
En mi opinión, fue Franquin quien supo dar mejor desarrollo a estos héroes bruselenses que han pasado por tantas manos, todas ellas, no obstante, muy cualificadas. El botones de verde caqui (por cierto, el título, traducción literal, se atraganta un poco) ha sido editado por Dib buks con unas calidades acordes al público de destino.
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