miércoles, 18 de noviembre de 2015

"El convoy", por Denis Lapière y Eduard Torrents.

 Sigo pensando que hay millones de historias tremendas e interesantes relacionadas con la Guerra Civil española y la posguerra, especialmente aquellas relacionadas con el exilio o el maquis, que fueron ninguneadas por el franquismo pero también por sus actuales herederos políticos. Dichas historias pueden ponerse en el formato que se quiera: novelas, poemas o cómics; este último es el caso de El convoy, dibujado por Eduard Torrents con un guión de Denis Lapière aunque basado en hechos reales de familiares de Torrents.
  Se trata de una joven familia barcelonesa que se ve abocada al exilio en las postrimerías de la Guerra Civil. Las autoridades francesas de aquel vergonzante Régimen de Vichy del mariscal Pétain (uno de los canallas más impresentables del colaboracionismo con los nazis) concentraron a los republicanos españoles en campos en la playa para luego, al menos a los varones, entregarlos a los alemanes que los deportaron a su vez al campo de exterminio de Mauthausen. Parece que fueron cerca del millar los españoles que fueron enviados y casi todos perecieron. Torrents y Lapiére meten a sus personajes en aquellas terribles vicisitudes y nos los presentan en 1975, con la muerte de Franco como paisaje temporal; esta vez es la hija de aquella pareja que hubo de salir de España, Lita, que, ya adulta, rememora aquellos nefastos años cuando se entera de que su padre no murió en Mauthausen sino que sobrevivió reside en Barcelona y se ve en furtivos encuentros con su madre.
  El guión es bastante bueno, por la verosimilitud histórica y, a la vez, la particularidad de esta familia concreta; con todo, en mi humilde opinión, le falta mordiente, aun narrando hechos tan tremendos no ha conseguido engancharme como debiera (y a mí este tema siempre me atrajo, como lector y como escritor). Los dibujos de Torrents, por otro lado, son excelentes, muy clásicos, esos llamados de "línea clara" pero con una calidad y una originalidad altísimas; destacaré aquí el realismo de edificios históricos, calles y vehículos. Un gran cómic, por tanto, que ayuda a que entendamos un poco mejor aquellos años oscuros de nuestra historia.

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