De lo poco que he leído hasta el momento me han sorprendido dos cosas: la dureza de las vidas narradas, pero también la ironía ("picaresca" dicen los de la editorial Debolsillo -grupo Penguin Random House-) con la que lo narra. En verdad hay una despreocupación y burla en la descripción de las miserias vividas que uno no puede evitar la comparación con el Lazarillo de Tormes, ejemplo de sucesión de desgracias pero contadas con un desenfado que roza en lo hilarante. Székely tiene una prosa rápida, directa, sin mucha adjetivación, muy periodística, parece más moderna de lo que realmente es (Tentación fue escrita en 1935), tal vez porque el autor fue guionista en la mejor época de Hollywood, especialmente para aquel gran director alemán, Ernst Lubitsch.
Tentación es una novel autobiográfica que narra las desventuras propias de la extrema pobreza, el desamor cuando no el desprecio sobre los que se impone la supervivencia como fuerza salvadora. Sí, Székely fue un superviviente nato, como narra en la primera frase, cuando su madre trató de abortarlo: "Mi vida empezó como una novela policíaca. Intentaron asesinarme." Ese tono desenfadado y aun burlesco entre las tremendas penalidades vividas es el tono principal de esta novela.
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