De cuando en cuando leo libros que pertenecieron a otros, la mayoría comprados en librerías de lance, tomados de bibliotecas públicas o, como es el caso, que han sido regalos de personas cercanas. Es interesante encontrar restos de la actividad lectora de esos antiguos dueños que subrayaron algún pasaje que les conmovió especialmente o dejaron perdido entre sus páginas algo pequeño: un marcapáginas, una entrada usada, o algún recorte de periódico. Así, en un libro de Modiano que fue de un familiar cercano encontré este recorte del crítico teatral y columnista de El País, Marcos Ordoñez.
El texto del artículo hace referencia al autor del libro en el que lo encontré. Es una crítica, en mi opinión, demasiado subjetiva sobre el Nobel francés, pero, en cualquier caso, el recorte seguirá perteneciendo al libro en cuestión, pues alguien conocido lo leyó, le gustó y lo recortó por encontrarlo meritorio o apropiado. Estos detalles que quedan en los libros son como pequeñas huellas de nuestro paso por la literatura, algunos serán irrelevantes y otros importantísimos, pero nos indican vivencias intelectuales pasadas que, probablemente, no volverán.
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