Este pequeño volumen de relatos fantasmagóricos de Montague Rhodes James vio la luz por primera vez en 1919, ahora Valdemar lo publica en español en formato bolsillo, añadiendo un par de relatos más para redondearlo. Es, que duda cabe, una pequeña joya por lo que agradezco a esta editorial, de la que, este blog es testigo, soy asiduo lector la oportunidad de disfrutar de un escritor victoriano "menor" que no ha tenido la atención merecida en nuestra lengua.
Los años pasan y la editorial Valdemar sigue con su labor difusora de estas obras que habían caído en el olvido, formando así una verdadera biblioteca de la narrativa de terror. Ya se sabe que en la llamada literatura victoriana (romántica sería más oportuno llamarla) el gusto por lo extraño, lo anormal o directamente sobrenatural era algo frecuente. Los grandes, Dickens, las Brönte, Hawthorne y demás, también cultivaron este subgénero que tiene muchos más adeptos en la actualidad que cuando fueron escritos. M. R. James fue un "señorito" de la época: educado en el elitista Eton College que tantos ministros e incluso primeros ministros ha dado, quedó ligado a esa universidad toda su vida, trabajando como historiador y bibliotecario de la misma.
De momento he leído La residencia de Whitminster, un relato de fantasmas llegados del pasado que aterrorizan a todos aquellos que viven en en una residencia anexa a una iglesia anglicana; dichos fantasmas son antiguos habitantes de la misma que murieron en circunstancias trágicas. Es, por tanto, muy clásico en el planteamiento de la narrativa de terror, no muy brillante, la verdad, incluso un tanto previsible; con todo, tiene una calidad prosística notable, algo que es común a todos los escritores victorianos cuyas obras han llegado hasta nuestros días, esto justifica, en mi opinión, su lectura y disfrute.
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