La tercera novela del Mundodisco. Esta vez abandona el "arco argumental" de Rincewind para empezar el de Las brujas. Esto del "arco argumental" es cómo llaman a los personajes centrales de cada novela, que, aunque están todos relacionados, se centra más en unos u otros.En cualquier caso, la ambientación general, el estilo narrativo y el humor sarcástico siguen estando presentes, haciendo de la novela otra puntada más que acabará por tejer la existencia de esos extraños pero a la vez cercanos seres que pululan por ese mundo plano sostenido por cuatro elefantes que, a su vez, son sostenidos por la gran tortuga cósmica, la Gran A'Tuin.
Ahora el personaje principal es una niña que, contra todo pronóstico, es convertida en aprendiz de mago, de maga, vamos. Esto es algo totalmente inusual en un mundo en el que los hombres pueden ser magos y las mujeres brujas, pero no al revés. Así, Pratchett se apunta a la corriente feminista que todo lo impregna en la actualidad con unas cuantas décadas de anticipación (pues Ritos iguales se publicó por vez primera en 1987) y, de paso, explica el juego de palabras del título, algo que, como pasa muy frecuentemente, se pierde en la traducción: El título original es Equal Rites (Ritos iguales), que se pronuncia igual que Equal Rights (Mismos derechos o igualdad de derechos).
En todo caso, la maestría de Pratchett para burlarse de todo y de todos con una ironía muy británica sigue haciendo la novela muy especial. Esta ironía se observa mucho más en los capítulos (o partes de la novela, ya que no hay capítulos formalmente divididos) en los que inicia la descripción de los personajes o lugares, ya que en aquéllos en los que se centra en la narración de la acción la ironía es menos abundante.
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