Con superventas como Crichton nunca se sabe. Reconozco tener prejuicio frente a aquellos escritores que venden como rosquillas, tiendo a pensar que es todo puro artificio empresarial (editorial) y que la calidad literaria no llega ni a la mitad de lo que se promete. Y claro, poca gente como Michael Crichton es ejemplo de ventas por decenas de millones (superventas de librerías de aeropuertos, por ejemplo); léase: Parque Jurásico, Congo, Timeline, The Lost World y tantas otros éxitos de ventas en todo el planeta. Además, el americano fue guionista de exitosísimas series se televisión como Urgencias. En fin, reconozco que el prejuicio que nos mueve a muchos contra los escritores superventas está en cierta medida basada en la envidia (supongo que insana) a quien se convierte en un Rey Midas del "negro sobre blanco".
Además, muchas novelas de Crichton han sido adaptadas a la gran pantalla con espectaculares resultados de público y crítica. Así ocurrió con Devoradores de cadáveres (Eaters of the Dead, título original) que fue llevado al cine con el título de El guerrero número trece por el director John McTiernan, protagonizada por Antonio Banderas.
En todo caso, prejuicios al margen, la novela en cuestión es muy efectiva, teniendo en cuenta que se presenta como un libro de viajes transcrito de un diplomático bagdadí del siglo X (Ibn Fadlan, personaje real) que será secuestrado por un grupo de vikingos a orillas del río Volga. A partir de ahí, la imaginación del escritor (pergeñador de grandes ficciones, sobre todo relacionadas con el ámbito científico) se dispara. El árabe es llevado a Escandinavia, donde se supone que ha de enfrentarse a una tribu de descendientes de neandertales que con regularidad atacan a los vikingos, que el autor enlaza con el mito de Beowulf. En fin, el argumento es brillante, como casi siempre en Crichton; algunos dirán que es demasiado fantasioso, pero para eso está la narrativa de ficción.
En cualquier caso, Devoradores de cadáveres es una novela breve interesante, que puede leerse casi de un tirón. No me ha gustado mucho que estuviera como libro de viajes (narrado con sencillez en primera persona) en lugar de la típica narración en tercera persona por un narrador omnisciente, pero he de reconocer la gran capacidad fabuladora que tuvo este tipo.
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