viernes, 17 de mayo de 2019

Inciso cinematográfico: "Ace in the Hole", dirigida en 1951 por Billy Wilder.

 Con Billy Wilder uno no para de sorprenderse. En primer lugar, por su calidad, no hay una película mala; en segundo lugar, porque es capaz de tocar todos los géneros cinematográficos habidos y por haber... En fin, un genio. Ace in the Hole (presentada en España como El gran carnaval) recibió muchos premios en el ámbito "independiente", concretamente en el Festival de Venecia; otros  premios más comerciales no quisieron, obviamente, galardonarla; y, por supuesto, la crítica periodística  se cebó con ella tildándola de mediocre e ingenua... En fin, tal vez se vieron reflejados. Porque el tema principal de Ace in the Hole es la corrupción periodística en su grado máximo, cocinada con la mediocridad humana que hace que nadie se mueva una pulgada si no es por interés y aderezada con la estupidez social ante los grandes espectáculos. La película, en mi opinión, es una obra maestra, no sólo en el plano argumental sino también en el actoral y el de dirección. Sus dos horas de metraje se hacen cortas ante la inmensa calidad de lo que uno está viendo.
Imagen tomada del sitio rottentomatoes.com
  Por cierto, el título El gran carnaval fue dado por la productora ante los problemas comerciales que tenía el otro título, en España se pudo haber traducido como Un as en la manga que es la traducción correcta del "idiom" inglés Ace in the hole, es decir un recurso que alguien tiene oculto; en el caso de la lengua original tenía además la coincidencia de que el as en cuestión (el recurso) se encuentra ciertamente en un agujero.
 El argumento es el siguiente: Chuck Tatum (Kirk Douglas) es un periodista de gran valía y escasos escrúpulos que se encuentra sin trabajo quizás por causa de un excesivo amor por la botella. Huyendo de todo acaba en Nuevo México donde encuentra trabajo en un pequeño periódico local. La ideada población de Escudero da poco chicha periodística para un tipo como Tatum, él está acostumbrado a los grandes titulares sensacionalistas de la gran prensa; y, en esto, salta la liebre: un tipo del pueblo queda atrapado en una gruta mientras busca cerámica india, se inicia un protocolo de rescate y allí ve el periodista un filón. En pocas horas, Tatum se hace con el control de la situación: los padres del atrapado confían plenamente en su capacidad de llamar la atención de los medios; el sheriff, que busca la reelección en ese tiempo, cierra la puerta del rescate a todo aquel que no sea Tatum; el propio periodista dilata en el tiempo el rescate utilizando un método más complejo para que no se le escape la atención que genera el morbo... En fin, que se monta todo un circo mediático en torno al rescate del accidentado, lo cual genera, claro está, pingües beneficios para el periodista, pero también para su periódico, el sheriff e incluso la familia. La cosa se acaba por ir de las manos cuando, por tanto esperar, el accidentado acaba muriendo.
Imagen tomada del sitio rottentomatoes.com
  En definitiva, la película es un fresco realista de la mediocre condición humana, siempre tratando de conseguir ventaja aunque sea del sufrimiento del prójimo. Digo que critica al ser humano, pero lo hace principalmente en el periodismo sensacionalista que hoy parece haber enseñoreado de toda esa profesión, así como de otras muchas. Lo terrible es que esta película es del año 51 y todavía hoy en día sigue pasando exáctamente lo mismo cuando hay una desgracia humana. Esta cinta debiera ser de obligado estudio en todas y cada una de las facultades de ciencias de la información... y, en general, para todos aquellos que tengan algún principio moral aunque, a estas alturas, ya esté un poco enmohecido.

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