Película muda dirigida por Reginald Barker que contó en su elenco con Charles Ray, Frank Keenan o Gertrude Claire, hoy olvidados por el gran público, pero grandes estrellas en su época. Con su centésimo aniversario se restauró y añadió banda sonora, siendo la versión disponible hoy en ese espacio cuasi infinito que llamamos internet probablemente mejor que la que se pudo ver en cines americanos a principio del siglo XX.
Está ambientada en la Guerra de secesión americana, en Virginia, estado sureño por excelencia. Allí una familia de rancio abolengo, los Winslow, están orgullosos de enviar a su único hijo a luchar por la Confederación. El joven, sin embargo, tiene amplios reparos y rechaza alistarse, pasando a ser objeto del calificativo más horrendo de la época: cobarde. Tan grande es la afrenta que el anciano padre se alista en su lugar para "dejar en buen lugar" el nombre de los Winslow. Todo cambiará, sin embargo, cuando accidentalmente el joven escucha a los mandos unionistas hablar sobre la debilidad de sus filas en un punto concreto. Arriesgando su vida, el joven Winslow avisará a las tropas confederadas que atacarán por ese punto logrando una significativa victoria. Es herido de muerte en la batalla y muere finalmente en brazos de su padre que lo perdona y acepta.
Imagen tomada de Wikimedia Commons. |
En fin, una película belicista y tradicional que busca loar las supuestas virtudes que todo hombre debe tener: valentía y capacidad de sacrificio y entrega. Es una de esas películas que yo detesto pues llevaba a miles de jóvenes irreflexivos a querer emular al protagonista y, por tanto, a alistarse sin demora en guerras que los llevaba a perder sus vidas cuando todavía no habían empezado a gastarlas en defensa de los privilegios de unos pocos viejos que, por supuesto, quedaban en retaguardia. No es baladí pensar que esta película se filmó en 1915, cuando el mundo entero se desangraba en la que fue llamada entonces Gran guerra y por nosotros conocida como Primera Guerra Mundial. Es, claro está, una cinta propagandista que ensalza la guerra como el destino más honorable posible para un hombre, mostrando la disyuntiva entre pensar y dejar que otros se maten entre sí (la cobardía) y dejarse llevar por el tufo a testosterona y estupidez (ser un valiente). Es verdaderamente aterradora la cantidad de películas y novelas que han sido filmadas y escritas con la única finalidad de conseguir que pobres diablos sin cabeza entreguen lo único que todo ser humano tiene (su propia vida) en favor de los que gobiernan este putrefacto mundo.
Imagen tomada de Wikimedia Commons. |
Desde un punto de vista meramente técnico, la película es innovadora, con un uso naturalista de los enfoques de las caras de los actores que facilita la tensión dramática y la transmisión del mensaje.
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