En el cine, igual que en la literatura,
tirando del hilo llegas a las grandes obras. Por eso siempre digo que
me gustas las compilaciones de relatos, aunque algunos digan que son
engendros comerciales de las editoriales, a mí me gustan porque así
se descubren autores que han sido olvidados en favor de mediocridades
contemporáneas. Pues lo mismo con el cine. Entradas atrás hablaba
de la genialidad de El tercer hombre, una maestría en
dirección, fotografía, elenco actoral... pues claro, rebuscando lo
disponible en la inmensidad virtual de la red de redes hay varias de
Carol Reed, de la más impresionantes, esta:
Imagen tomada del sitio www.imdb.com
|
Rodada en 1947, narra las
últimas horas de vida de un pistolero del IRA. Probablemente por
razones políticas no se refiere nunca a este grupo terrorista (que
es llamado "la organización") como tampoco se menciona la
ciudad norirlandesa de Belfast; como muy bien se dice al principio,
no importa la política ni la geografía sino las relaciones
humanas.
La cinta es para "muy
peliculeros", no es comercial. Es para alguien que quiera
entender la dificultad que tiene cualquier director para transmitir
una historia con imágenes, sin apenas diálogos, jugando con la
fotografía para hacer entender al espectador la tensión en la que
se encuentra un moribundo asediado por sus heridas, por la policía y
por todo el mundo. La fotografía, de hecho, firmada por Robert
Krasker es francamente genial, especialmente la escena final en la
que el protagonista y su enamorada ven cómo el cordón policial se
va cerrando sobre ellos en un ambiente nevado. James Mason, como
siempre, está inconmensurable, un actor que transmite con gestos,
miradas, poses, sin siquiera hablar. El resto de actores está en su
línea, y es que se podría decir que es una película coral en la
que están representados no sólo los terroristas del IRA sino todos
los bajos fondos de Belfast: borrachos, artistas fracasados,
mendigos, confidentes de la policía, chorizos...
Imagen tomada del sitio www.filmforum.org
|
En España, la película fue
traducida como Larga es la noche,
que aunque es totalmente diferente del título original no traiciona
la sensación del paso del tiempo como una espada de Damocles que
acabará con la situación de forma irremediable.
El guión, los actores, la
fotografía, la producción... todo redunda en hacer de este film uno
de los mejores de su época, pero, en mi opinión, por encima de todo
la increíble capacidad de Carol Reed para combinarlos a todos para
hacer esta pequeña joya que, como casi todo lo artístico, acaba
desapareciendo para el gran público que prefiere el garrafón a lo
exquisito.
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