Tengo claro que las bibliotecas públicas son los centros culturales más importantes que tiene cualquier población; mucho más que los teatros, auditorios y cines. Desgraciadamente, la mayor parte de mis conciudadanos tiene la opinión contraria. Desgraciadamente, o no... En fin, al margen de la estulticia generalizada de la sociedad, una biblioteca pública bien surtida es una bendición del cielo, un refugio ante la mediocridad, un oasis en el desierto... Los cines, teatros y auditorios son necesarios, nuestra vida (al menos, la mía) sería más pobre y gris sin ellos, pero las bibliotecas son el oxígeno que respiro. Suelto esta cursilada para decir que, además de ser imprescindibles, las bibliotecas públicas permiten leer libros que, bien porque están descatalogados y no se encuentren de segunda mano, bien porque no interese comprarlos, se encuentran allí con total normalidad, esperando ser rescatados del estante. Este último caso es el de la novela que leo ahora: una novela fuera de mi, digamos, "tipo habitual de lectura" y que, aun en edición de bolsillo, no compraría; no tanto por los quince o veinte euros que me iba a costar sino porque no me parece que fuera a tener calidad suficiente como para formar parte de mi biblioteca personal (uno todavía tiene la estúpida pretensión de formar una biblioteca contundente -voy por los mil quinientos ejemplares- que legar a mis hijos). Bueno, es esta novela:
Y aquí recupero lo que decía al principio: no me gastaría los quince o veinte euros que me pedirían los de Grijalbo Mondadori (grupo Penguin Random House) porque no quiero guardar el libro ni que forme parte de mi biblioteca, pero ¿leerlo? Sí, leerlo sí, ¿por qué no? Desde luego no es mi lectura habitual, pero, hasta lo que he leído, la novela está bien pergeñada, los personajes son redondos y sin incongruencias, y la calidad prosística más que aceptable (frases relativamente cortas, predomina la narración sobre la descripción, no muy adjetivada... lo que algunos llaman estilo periodístico, pero sin errores claros).
Esta novela fue un superventas en su época (allá por 1975), quizás una época en la que se habían enfriado ya la indignación popular (nunca suficiente, si lo fuera no habría guerras) de la Segunda Guerra Mundial, y la gente buscaba algo que enganchara para leer sin hacerse preguntas morales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.