Vigésimo quinta entrega del Mundodisco: la tortuga cósmica Gran A'Tuin sigue avanzando por el Multiverso, sobre ella, cuatro gigantescos elefantes soportan el disco sobre el que se desarrolla la acción. Ahora, la parodia de Terry Pratchett cae sobre el periodismo y la prensa escrita, ¡casi nada, no tiene apenas que rascar el pobre Pratchett! El propio título de la novela, La verdad, es, en sí mismo, una ironía. Todo empieza así: un aristócrata repudiado y que, a su vez, repudia a su familia, William de Worde, sobrevive como escriba, como amanuense, redactando pequeñas notas y reportes a nobles y ricos en general; un día, más por casualidad que por otra cosa, decide cambiar de forma de imprimir su panfletillo, de grabado a un nuevo invento de los enanos, la imprenta. La imprenta, por reducción brusca de costes y aumento enorme de la producción, revoluciona la producción de esos reportes hasta convertirlo en un verdadero periódico, que acabará por llamarse "The Ankh-Morpork Times". Para poder sacar adelante el periódico, de Worde contratará a una reportera, Sacharissa Crisplock, nieta del grabador anterior; a un vampiro, Otto Alarido, como fotógrafo que se pulveriza cada vez que sale el flash; a un inmenso troll, Rocky, para recibir quejas y demandas públicas; y a un conjunto de mendigos comandados por Viejo Apestoso Ron para distribuir los periódicos.
Pero Terry Pratchett no deja ahí una historia, tiene que enrevesarla más para hacerla más interesante. A la vez que se crea el primer periódico de Ankh-Morpork se está produciendo una conspiración palaciega: los nobles quieren deponer al patricio Vetinari, y para ello urden una acusación de asesinato, así de inverosímil. Contratan a un par de matones (Alfiler y Tulipán, que se hacen llamar a sí mismos, la "Nueva Empresa"), para que busquen a un sosias de Vetinari que, delante de testigos, atacará al secretario personal del patricio. Consecuencia: el verdadero patricio es encarcelado por intento de asesinato. Pero ahí es donde entra la parte noble del periodismo: la investigación en busca de la verdad. Los conspiradores, para evitar esto, promueven la creación de la competencia del Times, el Inquirer, un tabloide al más puro estilo británico, que propala bulos, rumores y mentiras sensacionalistas que encantan a su público y que distraen la atención sobre el trabajo (relativamente) honrado que hace el Times. Ya se sabe: saturar de información (gran parte de ella, totalmente falsa) para que los ciudadanos acaben por perder el hilo de la investigación.
En fin, el pan nuestro de cada día: una prensa manipuladora que, a su vez, es manipulada por el poder político, económico y social de la sociedad. Porque, gracias al prestigio de la palabra escrita, una gran parte de la población cree a pie juntillas lo que el periódico diga; así, Pratchett hace decir a Vetinari, el patricio: "Debe de ser verdad. Viene en el papel...", aunque se trate, claro está, de algo inverosímil. Otra cruda sátira del autor inglés está en la pésima redacción de los periodistas y reporteros, que, supuestamente, debían ser ejemplo de lo contrario; así, se ven obligados a subtitular los títulos para que sean comprensibles, como cuando dicen: "Patricio ataca a secretario con cuchillo, (era el patricio quien tenía el cuchillo, no el secretario)".
Es narrativa humorística, que duda cabe, pero de la buena, de la que ironiza sobre nuestra sociedad, saca los defectos a la superficie para que el lector pueda entender los tejemanejes de los medios de comunicación en evidente contubernio con el poder.
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