domingo, 23 de abril de 2023

Maurits Cornelis Escher.

  En los últimos cambios de estación me ha dado por subir a este humilde blog una de las icónicas obras de Giuseppe Arcimboldo, ese extraordinario pintor manierista que engrandeció más aún si cabe el Cinquecento; obras famosísimas en las que, ya se sabe, el genial milanés componía rostros humanos utilizando flores para la primavera, cereales y frutos de verano para el estío, frutas para el otoño y raíces arrugadas para el invierno. Esas sorprendentes composiciones acumulan elogios desde su creación, pues aúnan el extraordinario talento pictórico con una originalidad inusitada hace casi cinco siglos. Otro artista que ha suscitado alabanzas por parte de multitudes ha sido el grabador neerlandés Maurits Cornelis Escher, que con composiciones geométricas que emulan las tres dimensiones con una simplicidad que, paradójicamente, esconde una complejidad extrema.
 Todo el mundo conoce los grabados de Escher, aunque no recuerde su nombre. Son ilustraciones mágicas, trampantojos imposibles e ilustraciones sorprendentes. Muchas han quedado ya como ejemplo icónico de lo que es un arte heterodoxo, algo que se sale de cánones establecidos, que durante mucho tiempo fue considerado como algo más propio de lo artesanal que de lo artístico, pero que hoy consideramos plenamente artístico aunque sólo sea por su innovadora originalidad. En fin, mejor me callo y subo ilustraciones de este extraordinario grabador que todos tenemos en la cabeza.




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