sábado, 8 de marzo de 2025

"One Life", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com).

 Image taken from the website www.incidentalcomics.com

"El horizonte", de Patrick Modiano.

  Otra novela breve, de esas que, aparentemente, Modiano escribe con tanta facilidad y que encajan muy bien en el gusto general de los lectores. Sin que sirva de precedente, un servidor también disfruta de los textos del autor francés. Digo "sin que sirva de precedente" porque me ufano de no leer nada contemporáneo, de leer aquello que ya ha reposado, como el buen vino, y ha dejado de ser promocionado a bombo y platillo por la industria editorial. Sigo pensando que no es mal hábito, teniendo en cuenta que la industria editorial lanza bodrios infumables que, claro está, caen en el olvido en pocos años; por el contrario, la verdadera calidad literaria perdura con el paso de los decenios y los siglos, aunque ya haya cesado la actividad editorial. En fin, creo haberlo dicho muchas veces, y muchas veces son infiel a mi propio principio. Porque es evidente que el Nobel de 2014 también está fomentado por todo lo alto por las editoriales (Anagrama en español) hasta llegar a la más pequeña librería de cualquier pequeña ciudad. Con todo, he de afirmar sin rubor que me gusta Modiano. Sé que no es un gran autor (como, por ejemplo, lo puedan ser los autores victorianos) y que no perdurará en cuanto pasen unos cuantos decenios de su deceso (que confío sea dentro de muchos años). Sin embargo, disfruto esas novelas breves con personajes evanescentes, desmemoriados que buscan recordar, marginales que no se deprimen ni tratan de cambiar sus situación social... No sé, tiene algo este Modiano...
 Argumento de El horizonte: Jean Bosmans (personaje, por cierto, utilizado frecuentemente por Modiano), joven etéreo, marginal, diríase que sin carácter conoce a Margaret Le Coz, otra joven igual de marginal. Ambos callejean por París (la capital del Sena es, una vez más, protagonista por sí misma de la novela) mientras viven situaciones laboral, social y económicamente dificultosas. Ella es de origen bretón pero nació en Berlín, vivió unos cuantos años en Suiza y busca en París una calma que no encuentra. En buena medida, la angustia de Margaret se debe a que es acosada por un pretendiente/maltratador llamado Boyaval. A la vez que se narra esto, gracias a numerosas analepsis y prolepsis, se narra un presente en el que Bosmans ya es un anciano y busca rememorar sus días con Margaret, llegando a encontrarla al final de la novela en la capital alemana.
 Ciertamente, el argumento no es excepcional, los personajes no están bien delineados ni evolucionan con el paso del tiempo, no hay giros argumentales que mantengan el suspense... No, Modiano no es un gran escritor, otro Premio Nobel que no lo merece. Y sin embargo sus novelas se leen fácil, rápido y, no sabría decir por qué, me gustan.
 En fin, tal vez sea la sencillez de su prosa lo que hace que siga leyendo a Modiano. Es un descanso intelectual, sí, como suena, se lee tan rápido y tan fácil que uno se desahoga de tanta prosa compleja. A veces lo sencillo también tiene su lugar, eso sí, de cuando en cuando.

XIX Salón del Cómic y el Manga de Castilla y León,

 
 Decimonovena edición del Salón del Cómic en Valladolid. La primera reseña que hice de este evento fue hace once años, en 2014, ya ha llovido, ya. Y sin embargo, ya en 2014 ponía un servidor en la entrada del blog que el salón del cómic tenía poco de cómic y mucho de manga, que había pocas librerías y mucho merchandising, que sobre todo había chavales de veintipocos años disfrazados de sus personajes favoritos de manga. También ponía hace catorce años que, con todo, era una importante ocasión comercial y cultural para una ciudad del tamaño de Valladolid. Hoy, en 2025, sigo firmando todo eso; más orgulloso si cabe, pues si en 2014 un servidor llevaba a una niña, mi hija, de la mano, el año pasado y éste esa niña, convertida ya en mujer, participa como artista ilustradora del salón.

miércoles, 5 de marzo de 2025

"Dies Cinerum"

 
Spitzweg, Carl. (1860). Aschermittwoch (Miércoles de ceniza). Óleo sobre lienzo. Staatsgalerie, Stuttgart. 

martes, 4 de marzo de 2025

"La disputa por el sargento Grischa", de Arnold Zweig.

  El escritor alemán de cultura y origen judíos Arnold Zweig no tiene nada que ver con el mucho más famoso Stefan Zweig, sólo coincide el apellido, poco más. Arnold huyó del nazismo temporalmente en Palestina, entonces bajo autoridad británica, pero regresó a Alemania, concretamente a la República Democrática, donde encontró acomodo social y profesional, llegando a ser presidente de la Academia de las Letras de aquel país comunista. Tan solo he leído esta novela de este Zweig, pero su prosa es muy arcaizante, teniendo en cuenta que esta novela fue escrita en el periodo de entreguerras. A mí, con esa prosa lenta, adjetivada, llena de frases subordinadas, de digresiones argumentales que ralentizan la lectura, me ha recordado, digo, a Tólstoi. En cualquier caso, a diferencia de Stefan Zweig, quien disfrutó de gran éxito profesional en la Viena imperial (del Imperio Austrohúngaro, claro), para luego huir de Europa y del nacionalsocialismo, buscando horizontes más acogedores en Brasil, aunque nunca llegó a superar  los derroteros autoritarios y belicistas que tomaba Europa, consumando su suicidio en 1942; Arnold Zweig, merced a su carné del Partido Comunista de la RDA, medró notablemente, encontrando un feliz pesebre en el ámbito académico de Alemania del Este. Arnold pasó a la historia como un escritor políticamente comprometido, denunciante del racismo, como judío; del capitalismo, como comunista; del imperialismo, como izquierdista... De hecho, esta novela se considera paradigma de la denuncia del imperialismo y militarismo prusianos. Lo cierto es que yo no he encontrado nada de ello, ahora lo explico.
 La disputa por el sargento Grischa está ambientado en la Guerra del 14, en la que el propio Zweig fue combatiente, concretamente en el lado prusiano del frente con Rusia, cuando ésta, por mor de la Revolución de 1917, se retiraba de la contienda. En esos tira y afloja, un sargento ruso, el tal Grischa, se encuentra en un campo de prisioneros prusiano; otra prisionera rusa, Babka, se enamora del desafortunado sargento, manteniendo una relación amorosa y pasional entre las alambradas. La rusa, más corajuda como mujer, convence a Grischa para que huya aprovechando la identidad de otro ruso, Byuschev y huya hacia el Este. El sargento, más pusilánime como hombre, acepta y huye con falsa identidad, pero es detenido pocos días después de vagar por los extensos bosques de Europa Oriental. Y, claro, es detenido como el tal Byuschev, quien estaba siendo buscado bajo la grave acusación de ser espía, lo que está penado con la muerte. Y así, como quien no quiere la cosa, la situación de Grischa ha pasado de estar retenido en una cómoda prisión militar en la que sólo tenía que dejar pasar el tiempo hasta la amnistía final, a ser considerado espía y estar condenado a muerte. Por supuesto, el sargento junta Roma con Santiago para demostrar su inocencia, que él es Grischa y no Byuschev, que no era espía en ningún caso. Y es ahí cuando la famosa intransigencia prusiana (aquella "cabeza cuadrada" de los alemanes) lleva a una burocracia sin fin que obliga a argumentar y contraargumentar las razones por las que Grischa ha de morir por los pecados de Byuschev, que no se puede incoar un nuevo expediente, que lo escrito, escrito está. Por otro lado, la estúpida jerarquización militar lleva a competir a dos generales prusianos entre sí, indiferentes a la suerte del sargento ruso, pero muy pendientes de su enfrentamiento personal, que no durarán en jugar con Grischa como si éste no tuviera sentimientos. Lo cierto es que el sargento acabará siendo fusilado, ante la indiferencia de una Europa que ya ha visto muchos cientos de miles de muertos; uno más, qué más da.
 En fin, la novela se hace bastante larga, a pesar de que no llega a quinientas páginas, pero su ritmo, su tempo es lento y prolijo, con muchas divagaciones y disquisiciones sobre la condición humana, el estamento militar y la estupidez del "mono con pantalones". Lo cierto es que, como antes decía, la novela no resulta especialmente antibelicista, ni antiimperialista, y si el bueno de Arnold Zweig llegó a altas cotas de poder en el ámbito académico de la República Democrática Alemana lo sería más bien por otros trabajos, supongo acertados y agudos, pero no por esta novela. Es ésta una novela interesante, valiosa, pero no excepcional. Quizá el inconfundible compromiso político comunista de Zweig que lo aupara en su momento lo ha llevado al ostracismo actual, al menos fuera de Alemania, pues no es fácil encontrar traducciones al español (por supuesto, antiguas, ya que está totalmente descatalogado) y probablemente a otras lenguas. En todo caso, sí hay una denuncia de esa burocracia sin corazón que siempre plaga todos los países y sociedades, pero mucho más cuando se encuentran inmersos en la más animalesca de las actividades humanas, la guerra.