Antepenúltima novela publicada (por lo menos, en España) del Premio Nobel de literatura de 2014. Y muy suya, en todos los sentidos. Es muy suya porque está ambientada en París (la capital francesa es un personaje más de sus novelas), principalmente en Auteil; es muy suya porque los personajes están como desleídos, como sin fuerza, como sombras errantes sin voluntad propia; es muy suya porque una parte de la novela está ambientada en la época de la Segunda Guerra Mundial y la inmediata posguerra; es muy suya porque el personaje principal, Jean Bosmans, tiene evidentes toques autobiográficos... Vamos, que es muy suya. Los señores de la Editorial Anagrama dicen que "es una novela policiaca poblada por fantasmas", y estoy bastante de acuerdo, es una novela policíaca al estilo Modiano, es decir, sin que haya un detective o investigador propiamente dicho, sino que el protagonista indaga en su pasado remoto en el que se trataba con gente de vidas marginales (como el propio escritor vivió, al parecer, en su adolescencia y juventud); y sí, los personajes son como fantasmas, como siempre en sus novelas.
El título de la novela, Chevreuse, hace referencia a la comuna homónima localizada en Ille de France, la región parisina, en la que se encuentra una casa en la calle Docteur-Kurzenne en la que vivió el protagonista en su infancia. Y, en realidad, toda la novela es un ejercicio de memoria. Es como si el tal Bosmans fuera un amnésico que trata de hilar los escasos recuerdos que tiene de su infancia y su juventud, su infancia en aquella casa y su juventud en un piso de Auteuil (barrio parisino limítrofe con Boulogne-Billancourt, localidad natal de Modiano). Así que, referido a Jean Bosmans, la novela se mueve en analepsis continuas desde su presente, a sus sesenta años, a su infancia y su juventud. En esos periodos pasados contactó con tipos de vida un tanto marginal, alguno de los cuales pasó por prisión, especialmente un tal Guy Vicent, que es considerado líder de un pequeño grupo con otros tres: René-Marco Heriford, Michel de Gama y Philippe Hayward. Todos ellos iban tras la fortuna de una rica viuda llamada Rose-Marie Klawer, que, se insinúa, quedó escondida en algún lugar de la casa de Chevreuse. Lo cierto es que, con las analepsis, Modiano va refrescando la memoria al amnésico Bosmans y aclarando así el argumento, entendiéndose al final, que los tres tipos de mala vida lo buscan porque creen que sabe dónde escondió el dinero la ya fallecida ricachona.
Pero, como digo, todo muy "modianesco", muy vaporoso, sin que haya desde luego buenos y malos o personajes de carácter fuerte y determinado. Son, como siempre, personajes perdidos, ensimismados, que viven vidas relativamente peculiares pero sin pensar ni menos aún, juzgar y juzgarse. A la vez que escribo esto releo entradas de este mismo blog sobre otras novelas leídas de Modiano, y me sorprendo a mí mismo viendo cuan parecidas son mis críticas sobre sus novelas.