II GRACE BANFIELD
«¿Qué será de mi William? ¿Sabrá sobreponerse a
las dificultades de la vida en Londres? Todavía me parece verlo, tan
rubito, tan indeciso, cogido de la mano de sus hermanos... ya
entonces parecía muy frágil para este perro mundo. ¡En fin, mejor
que se haya ido! Aquí solo le esperaba maltrato y problemas.»
«¡Qué desgracia el vivir, Señor! No ha tenido una
nada más que problemas. ¡Con lo prometedor que era todo a mis
veinte años! Con Desmond, tan buen chico, serio, trabajador... hasta
que el maldito vino lo echó a perder, le agrió el carácter y
empezó a pegarme... Ahora no es más que una carga, no trabajará
jamás, solo se emborracha día tras día en esa maldita taberna. Que
Dios me perdone, pero ya podía llevárselo algún día de estos.»
«Hasta nuestro barrio de Butetown se
ha deteriorado. Antes éramos todos gente obrera, sencilla, sí, pero
todos galeses, el extranjero era el de fuera de Cardiff... ahora con
todos esos griegos borrachines y pendencieros, y peor aún los
musulmanes, que las chicas jóvenes ya no pueden andar tranquilas por
la calle. ¿Qué ha pasado con nuestro Cardiff?»
«Tengo que dejar de pensar estas cosas, Desmond y los
chicos están a punto de llegar... Tengo que sobreponerme, dejar de
pensar en William, seguro que está mejor que nosotros, al menos ha
tenido la valentía de salir de este agujero. ¡De buena gana me
habría ido con él! Pero que habría sido de las vidas de Mary Grace
y de Desmond Junior, demasiados problemas tienen por sí solos, si no
estuviera yo aquí, Dios sabe dónde acabarían.»
«¡Vaya por Dios! No queda vino, ya veremos que dice
Desmond. ¡Qué habré hecho yo en la otra vida para merecer este
castigo!»
- ¿Eres tú, Mary Grace?
- No, soy la reina de
Inglaterra, ¿tú qué crees?
- Vete a la bodega a por una botella de tinto, si no, tu
padre se va a poner hecho una fiera...
- ¡Que vaya él, no te
digo! A ver si echas a la calle a ese borrachuzo, para lo que
sirve...
- A veces me pregunto de dónde sacas tan mala uva.
- ¿De dónde? ¡Tú sabrás mamá! ¿A lo mejor es
porque recuerdo al borracho de mi padre pegarme desde que tengo uso
de razón?
- Todos tenemos problemas, hija, pero no entiendo tanta
agresividad como tenéis tu hermano y tú.
- ¡Ah, claro! Se me olvidaba que no tenemos comparación
con el hijo pródigo, ¡el gran William!
- ¡No digas tonterías! Os he querido por igual a los
tres.
- ¡Venga ya! Si solo tenías mimos para él...
- Bueno, bueno, vamos a dejar ya eso... Vete a por vino,
por favor, toma dos libras...
- ¡Bah! Déjame que ya tengo dinero yo, ¡mira que
fajo!
- ¡Dios mío, Mary Grace! ¿Cómo tienes tanto dinero?
- Una que sabe ganarlo...
- ¿Quién te lo ha dado? ¿Ese viejo verde con el que
se te ve pasear?
- Ese viejo verde como dices tú me cuida como nadie lo
ha hecho...
- Pero si podría ser tu padre... ¿Es que no te das
cuenta de lo que quiere?
- No soy tonta, madre... Una tiene un cuerpo bonito y ha
de aprovecharlo... ya acabaré fea y gorda como tú.
- ¡Desvergonzada! Acabarás siendo una vulgar
prostituta...
- ¿Y qué esperabas? Con la esmerada educación que me
distéis.
- ¡Quítate de mi vista! ¡Por Dios, qué familia me ha
tocado en suerte!
- ¡Adiós, vieja, ahí te quedas!
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