Probablemente no haya país en el mundo que haya dado mayor número de escritores de calidad en literatura infantil y juvenil que Reino Unido (principalmente Inglaterra), desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Entre ellos es destacable Kenneth Grahame, quien, por lo visto, tenía como ocupación principal ser un alto cargo del Banco de Inglaterra. Grahame pasó a la posteridad por crear unas escenas maravillosamente bucólicas con el señor Topo, el Ratón de agua, la Nutria o el Tejón, protagonistas principales de El viento en los sauces.
Siempre me gustó leer para y con los niños, algo que jamás hicieron mis padres con mi hermana o conmigo. Creo que es la forma más evidente de promover la lectura entre las nuevas generaciones. Este tipo de novelas hoy universales, en su tiempo inequívocamente inglesas, son ideales para leer con ellos.
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