Una película sui generis. Especialmente dedicada a los amantes del teatro clásico y el cine, pues es una verdadera combinación de ambos; una glorificación del oficio de actor, con sus miserias incluidas.
Los personajes principales son dos famosos actores, uno de los cuales está retirado "del mundanal ruido"; el otro trata de enrolarle para una nueva producción de El misántropo de Molière. El, llamémosle así, "actor en ejercicio" trata de endosarle el papel de Filinto (Philinte en francés), personaje importante pero solo como álter ego del principal, Alcestes (Alceste en la lengua de Molière), que se reserva para sí. Los ensayos de ambos en la casa de la turística Isla de Re van, poco a poco, desvelando la enorme semejanza que existe entre los personajes teatrales y los reales, pero no está claro quién es quién.
Las relaciones entre ambos, tormentosas de por sí, se complican con un triángulo amoroso que ninguno de los dos presentían. Las últimas secuencias, que desvelan todo lo antes previsto, desvelan que nadie mejor que el actor de Isla de Re puede interpretar a Alcestes, con su inmensa misantropía y rechazo del mundo.
Una película intensa a la par que alejada del mundo. Una celebración de la actuación, para actores y para los que no lo somos.
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